CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 77

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C77-¿TE QUEDA ALGUNA DUDA?

Kate despertó con la luz del sol atravesando las cortinas. El calor suave en su piel le hizo fruncir el ceño, y al abrir los ojos, se dio cuenta de que el sol ya estaba alto, seguro era tarde.

Entonces, como una bofetada repentina, las imágenes de la noche anterior se deslizaron en su mente. El cuerpo de Grayson sobre el suyo, su voz ronca diciéndole su nombre, sus ojos... sintió el rubor subirle por el cuello.

Giró la cabeza esperando encontrarlo, pero a su lado estaba vacio.

—Maldita costumbre de desaparecer —siseó, apretando los dientes.

Iba a salir de la cama cuando la puerta se abrió.

Y Grayson entró con total naturalidad, vestido con unos vaqueros y una camiseta gris que marcaba su torso y llevando unas bolsas de papel en las manos. Su sonrisa fue lo primero que lanzó, como un golpe suave al pecho.

—Buenos días —dijo con esa voz que a ella siempre le desordenaba las ideas.

Las mariposas en su estómago despertaron de inmediato, y ella, como si fuera instinto, se cubrió más con las sábanas. Tragó saliva, se sentía rara, mejor dicho, complicada.

—Yo... voy a prepararme para irnos. ¿A qué hora sale nuestro vuelo? —preguntó, sin mirarlo directamente.

Grayson dejó las bolsas sobre la mesa con un suspiro.

—Aún no. Pedí el desayuno. —Se rascó la nuca, nervioso—. Y... compré algunas cosas para ti. Quiero que te tomes el día, que salgas conmigo. Hay un lugar en Viena que quiero mostrarte, es un jardín que parece de otro mundo... y después podríamos cenar algo tranquilo, solo tú y yo.

Ella sintió cómo el corazón le daba un salto. Y por un momento lo imaginó: flores, luces suaves, él tomándola de la mano. Por un segundo se permitió quererlo, pero fue solo eso, un segundo.

Porque su expresión cambió, volviendose fria.

—Lo que pasó anoche no cambia nada —dijo, sin titubear. Su tono fue duro y cortante como un cuchillo—. Seguimos siendo los mismos y no estoy interesada en tener citas románticas contigo, Grayson.

Él se quedó en silencio, pero cada palabra se le clavó en el pecho. Aun así, no la juzgó, tampoco se defendió. Caminó hacia ella y se sentó a su lado, sin invadir su espacio y, como un gesto de amor, quiso tomarle la mano, pero ella la apartó.

Él respiró hondo.

—No tengo derecho a exigirte nada, lo sé —dijo con voz baja—. Te dejé. Por tanto tiempo. No estuve y no merezco una segunda oportunidad.

Se quedó mirándola. Ella también lo observaba, pero sin mostrar nada.

—Pero te amo, Kate. ¿Quieres la verdad? Estoy enamorado de ti.

Ella se sorprendió y parpadeó como si no entendiera lo que acababa de oír.

—Me fui ocho años porque me asustaste. Porque lo que me hiciste sentir fue demasiado, demasiado rápido. Pensé que eso del amor a primera vista era un mito, algo cursi. Pero contigo... pasó. Así de simple. Te vi, y mi corazón se quedó contigo, Kate.

Grayson bajó la voz y fue más serio.

—Me gustas. Mucho más de lo que debería.

Ella no dijo nada. Lo observó un par de segundos… y de pronto, estalló en carcajadas, todas frías, secas y llenas de burla.

—¿De verdad crees que voy a tragarme eso? ¿Qué te enamoraste de mi a primera vista? —volvió a reír, esta vez más fuerte—. ¿Me ves cara de idiota?

A Grayson le dolió. pero no lo mostró, pero lo sintió. Esa risa, esas palabras llenas de veneno, el desprecio en su mirada, todo ello lo merecía. Había desaparecido y la dejó cuando más lo necesitaba. Podía entender que no le creyera, podía aceptar su rabia, pero eso no significaba que se daría por vencido.

Abrió la boca para decir algo más, pero no alcanzó.