CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 78

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C78-TU ME AMAS, KATE.

Kate no dijo nada al principio, simplemente lo miró, con los brazos cruzados y el rostro inexpresivo, pero por dentro, el corazón le latía fuerte, salvaje. Sienna no era su amante, nunca lo había sido y eso hizo que una parte de ella quisiera sonreír, quería abrazarlo y perderse en él.

Pero no lo hizo.

Porque si él estaba diciendo la verdad, entonces ella no tenía excusas y eso la aterraba, así que se obligó a tragar esa emoción antes de que la traicionara.

—Bien —dijo, con la voz seca—. Te creo. No te estas acostando con Sienna, felicidades.

Grayson frunció el ceño, confuso ante la frialdad.

—Kate...

—Pero eso no cambia nada —lo interrumpió, directa y dura como piedra—. No voy a salir contigo. No voy a tener una maldit4 cita romántica en Viena y tampoco voy a volver a acostarme contigo. Lo nuestro, Grayson, fue un error... uno placentero, pero eso es todo.

Él se quedó en silencio, sintiendo que el golpe fue directo y sin anestesia.

—Y ya cumplí mi parte del trato —añadió ella, dándole la espalda para buscar su bolso—. Así que te voy a pedir lo que falta del dinero acordado, haz la transferencia. No quiero seguir atada a ti más tiempo del necesario; considera la noche de sexo... una despedida.

—Kate... —Grayson intento acercarse.

—No.—exclamó, marcando la distancia—. Esto fue un trato, Grayson. Y se acabó. No voy a ser tu capricho emocional y mucho menos tu redención.

Sin darle tiempo a decir nada, caminó hasta el baño, entró y cerró la puerta de un portazo. Él se quedó de pie, mirando la puerta cerrada, con las manos cerradas en puños. Su pecho ardía, como si las palabras de Kate hubieran sido balas, le dolía, porque aún después de todo... la amaba.

Ese día, regresaron a Londres.

En el avión, Kate se mantuvo en silencio, pegada a la ventana, fingiendo que el cielo le interesaba más que él. Pero por dentro, su mente no paraba. Reconstruyó cada paso, cada contacto, cada mensaje de la filtración y finalmente, lo tuvo todo.

Lo envió a Mason, que ya había regresado antes a Londres, y horas más tarde, él respondió.

Marcus había confesado.

El socio traidor había sido despedido de inmediato. Y las pruebas definitivas presentadas ante la junta directiva, dejaban a Grayson libre de la demanda.

Pero él no sonrió, no sintió alivio, solo un nudo constante en el pecho. Y Kate tampoco estaba mejor. A pesar del éxito, la liberación del escándalo, su alma seguía en guerra. Entre lo que sentía y lo que temía.

Cuando aterrizaron en Heathrow, Grayson fue a recoger su maleta, pero Kate se le adelantó y tiró de ella.

—No es necesario que me lleves —dijo, sin mirarlo.