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CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 80

C80-¿ELLA TIENE UN HIJO?

Grayson se detuvo frente al St. Thomas Hospital y miró el edificio como si fuera una fortaleza que debía derribar. Su pecho se apretaba con ansiedad, con furia, con algo más oscuro que no podía definir. Estaba decidido a encontrarla, a decirle que esto no había terminado y que ese idiota al que cuidaba podía ir buscándose otra enfermera, porque él no se iba a rendir.

Salió del auto con paso firme, ajustándose los gemelos de la camisa, asegurándose de que cada centímetro de su presencia gritara control, aunque por dentro, estuviera a punto de perderlo.

Entró al hospital y de inmediato sus ojos buscaron en todas direcciones. Gente caminando, enfermeras con papeles, médicos entrando y saliendo de salas.

Un maldito caos.

Encontrarla no iba a ser fácil, no si no tenía un nombre. Sin embargo, se acercó al puesto de enfermería.

—Buenas —dijo, tratando de sonar relajado—. Estoy buscando a una mujer. Kate Langley. ¿Sabe dónde…?

La enfermera lo miró con expresión confusa.

—¿Es una paciente?

—No, no… Ella cuida a alguien aquí. Pero no sé en qué ala está ni…

—Lo siento —interrumpió la mujer con firmeza—. Si no es paciente, no está dentro de los registros del hospital.

Y sin más, se volvió y se alejó.

—¡Carajo! No puedo simplemente revisar todo el maldito edificio.

Se quedó parado unos segundos, mirando a su alrededor, presionando la lengua contra el paladar mientras pensaba en alguna forma de encontrarla.

En ese mismo momento, en la habitación en el area de Oncología, la risa de un niño llenaba el aire. Kate estaba sentada en el borde de la cama, con la mirada clavada en los ojos brillantes de su hijo.

—Has sido muy valiente, ¿sabes? No lloraste con las agujas.

Oliver alzó el mentón con orgullo.

—Es que tía Aisling me dijo que los hombres no lloran por tonterías. Solo cuando no anotamos en el fútbol.

Kate rio, y giró la cabeza hacia su amiga, que estaba sentada al otro lado de la cama.

—No sé cómo agradecerte todo lo que haces. Cuidas de Oliver siempre... Eres como su otra madre, yo lamento haber dicho lo que dije la otra vez.

Aisling agitó la mano, restando importancia a sus palabras.

—Ya lo olvidé, tranquila. Y en cuanto a Oliver, sabes que me gusta cuidar de este bebé.

—¡Oye! ¡No soy un bebé! Soy casi un hombre —protestó Oliver, cruzándose de brazos.

Kate se inclinó y le pellizcó la nariz.

—¿Ah sí? Pues para mí, aunque tengas treinta años, seguirás siendo mi bebé. Las mamás somos así. Por eso dormimos con ustedes, los besamos y les hacemos muchas cosquillas.

Sin esperar respuesta, lo atacó con cosquillas y Oliver chilló de risa.

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