C81-¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE?
Grayson caminaba detrás de la enfermera y de Aisling como un espectro, cuidando cada paso, atento a no ser visto, mientras su corazón latía con fuerza, como si quisiera escapar de su pecho. No entendía qué demonios hacía allí, pero sus piernas no se detenían.
Y en su mente solo se repetia: Ella tenía un hijo, un hijo con otro hombre.
Cada vez que lo pensaba, una punzada le cruzaba el estómago, pero no tenía derecho a juzgarla. No cuando él también le ocultaba cosas, no cuando sus pecados pesaban sobre su espalda como ladrillos mojados, no cuando él mismo le había fallado.
Siguió caminando por el pasillo hasta que un cartel colgado del techo lo hizo detenerse.
"Oncología pediátrica."
Y el aire se le atascó en la garganta, en un instante el pasillo se volvió largo y cada paso a partir de ese momento fue como caminar sobre agua.
Inestable. Incierto. Irreal.
Entonces, sus palabras regresaron.
"Dos millones de dólares... ese es mi precio..."
"Hay tantas cosas que no sabes, Grayson..."
"No voy a volver al pasado..."
Y como una bofetada, la verdad lo golpeó. El dinero no era por ella, no era por su carrera, no era por su orgullo, sino por su hijo.
Un hijo enfermo.
De cáncer.
Se llevó una mano al pecho, donde su corazón latía tan rápido que por un instante creyó que iba a colapsar. Sentía el cuerpo frío, las manos entumecidas y la garganta cerrada; incluso le temblaban los dedos mientras observaba cómo la enfermera y Aisling se detenían frente a una puerta.
Entraron y Grayson se sostuvo de la pared, mientras su estómago era un puño cerrado, porque no sabía qué esperar, no sabía si estaba listo para lo que iba a ver. El hijo de la mujer que había amado durante tantos años, con otro hombre.
Ver su sueño realizado con otro.
Dentro de la habitación, la enfermera reía suavemente mientras le administraba un medicamento y Oliver sonreía con los ojos entrecerrados. Kate y Aisling estaban abrazadas en silencio, observando. De de repente Kate se inclinó y le acarició la frente con ternura.
—Estamos en la búsqueda del donante —dijo la enfermera mientras retiraba el equipo—. Tengo fe en que pronto lo encontremos.
Kate asintió con una sonrisa leve, como si las palabras le dolieran al mismo tiempo le dieran esperanza.
—Por cierto —añadió la enfermera—, debe rellenar unos formularios, vaya en cuanto pueda.
—Está bien —dijo Kate.
La mujer miró a Oliver con dulzura.
—Esto le dará un poco de sueño. Es normal que se duerma rápido.
—Gracias.
La enfermera se despidió y salió de la habitación y Aisling se puso de pie.
—Yo me voy a casa. Llámame para lo que necesites, ¿de acuerdo?

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA