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CONQUISTANDO A MI EXESPOSA SECRETA romance Capítulo 84

C84- MI NOMBRE ES PAPÁ.

A la mañana siguiente, la luz del sol se filtraba débilmente por las cortinas de la habitación del hospital, y Oliver abrió los ojos lentamente. Parpadeó varias veces, tratando de enfocar; lo primero que vio fue el techo blanco… luego giró un poco la cabeza y había alguien en el sillón: un hombre.

Frunció el ceño.

Su visión todavía estaba borrosa, pero la silueta se volvió más clara. El desconocido tenía la cabeza baja, los codos apoyados en las rodillas y los dedos entrelazados. Vestía de forma elegante, aunque algo desaliñado, como si hubiera dormido allí toda la noche y la verdad, lo había hecho.

Grayson se había quedado, sin dudarlo. No quiso alejarse. Había pasado la noche junto a Kate, en silencio, observándola mientras ella dormía en una silla al lado de Oliver y cuando pudo, le hizo preguntas.

“¿Cuál es su color favorito?”, “¿qué equipo de fútbol le gusta?”, “¿le gusta dibujar?”, “¿le molestan las agujas?”.

Quería saberlo todo, había perdido demasiado, y eso lo atormentaba. Ahora, al notar que Oliver se movía, se enderezó y lo miró con atención.

—Hola, campeón —dijo, con voz suave.

Oliver lo miró fijamente, lo reconoció y sus ojos se abrieron con sorpresa.

—Usted… ¿qué hace aquí, señor? ¿Dónde está mi mamá?

Grayson sonrió. No fue una sonrisa burlona ni incómoda. Fue una sonrisa cargada de emoción, contenida.

—¿Señor? —repitió, acercándose un poco más—. Tal vez… mi nombre es “papá”.

Oliver no dijo nada; lo miró, serio, confundido y al mismo tiempo, procesando. La palabra flotó en el aire como si el tiempo se detuviera.

Papá.

Sus labios no se movieron, pero algo en sus ojos cambió. El impacto estaba ahí. Sin embargo, su reacción no fue lo que Grayson esperaba.

—Oliver… no estoy enojado. Al contrario, estoy feliz. Feliz de que seas mi hijo.

Pero Oliver, en lugar de emocionarse, frunció los labios, se acomodó en la cama y miró hacia otro lado.

—Pues yo no estoy feliz —soltó, con un tono firme, propio de un niño dolido—. Tú cambiaste a mamá. La dejaste por esa novia fea y bruja.

Grayson se quedó helado. Tragó saliva y se agachó un poco para ponerse a su altura, pero no se atrevió a tocarlo.

—No, Oliver… ella…

—¡Sí! Ese día dijiste que era tu novia. También dijiste que me olvidara de mi papá, que le hiciera caso a mamá. —Su vocecita se quebró—. ¡Quiero a mamá! ¿Dónde está mi mamá?

—Oliver, escúchame, por favor. Yo no quise…

—¡Mami! ¡Quiero a mi mamá!

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