C86- CONQUISTAR A MAMÁ.
Después de salir del consultorio, Kate y Grayson caminaron por el pasillo con paso contenido, sin decir palabra. El aire parecía más ligero, pero aún cargado de tensión. El destino había dado un paso a favor, ahora faltaba que el corazón de un niño se abriera.
Cuando entraron a la habitación, Oliver estaba recostado en la cama, jugando con una figura de acción. Aisling estaba sentada a su lado, hojeando una revista sin mucha atención, pero apenas lo vio, su cuerpo se tensó. Sus ojos se clavaron en él con desconfianza, pero no dijo nada. Kate notó el cambio y apretó el brazo de Grayson, como si le pidiera paciencia.
—Tenemos buenas noticias —dijo Kate, forzando una sonrisa suave mientras se acercaba a la cama—. Grayson, es compatible.
Aisling parpadeó, sorprendida, luego miró a Oliver con una sonrisa llena de ternura.
—¿Escuchaste, mi amor? Te vas a curar. Tienes una oportunidad, cielo.
Oliver se quedó quieto unos segundos, luego frunció el ceño con inocencia.
—¿Eso significa que me van a poner sangre de Hulk o algo así?
Kate soltó una carcajada involuntaria. Aisling se rió también. Incluso Grayson, que se mantenía al margen, no pudo evitar reír.
—Algo parecido —dijo Kate, acercándose a la cama.
Aisling se volvió hacia Grayson, su expresión era seria, pero, no había rastro de hostilidad.
—Me alegro de que esté haciendo lo que debe hacer, señor Maxwell. No sabe lo que se ha estado perdiendo.
Grayson asintió, tragando saliva.
—Lo sé… Y espero no perderme más.
Luego miró a Oliver, que seguía jugueteando con su muñeco, dio un paso más cerca y bajó la voz.
—Tienes un corazón muy valiente, Oliver. Y unos ojos que ven más de lo que muchos adultos entienden. No hay un solo día en mi vida que no me hubiera gustado conocerte antes. Pero estoy aquí ahora y no pienso irme.
El niño no dijo nada, sin embargo, le gustó saber que no se iria le gusto.
—Bueno, los dejo solos —dijo Aisling, con un suspiro cansado, se inclinó para besar a Oliver en la frente y luego, abrazó brevemente a Kate—. Llámame si necesitas algo.
—Gracias, Aisling, en serio. Tú has hecho...
—Ya deja de agradecerme. Sabes que haría todo por mi, Oliver —murmuró con una sonrisa, luego salió, dejando la habitación en silencio.
Kate se sentó al borde de la cama, mirando a su hijo y Grayson se quedó de pie, a un costado, casi incómodo.
—Oliver… —dijo ella—. Hay un donante, como escuchaste.
Él asintió con un movimiento pequeño, sin mirarla.
—Y es tu papá.
Grayson tragó saliva y dio un paso.
—Oliver…
No supo cómo continuar; sentía que cualquier palabra mal dicha podría dañarlo.
—Solo te pido una oportunidad, ¿sí? Solo una. Déjame demostrarte que puedo ser el padre que soñaste, el que mereces.
Oliver lo miró por un momento largo y su expresión era difícil de descifrar, pero entonces, habló.

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