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Cuando el Anillo Cayó al Polvo romance Capítulo 191

Dicen que, cuando una persona está al borde de la muerte, todo lo vivido pasa por su mente como una película a toda velocidad...

...

—¡Mamá! ¡Mamá!

Dafne y Lisandro, los dos hermanos, llegaron al lugar acompañados por Vanessa justo en el momento en que vieron cómo Joana era empujada al mar.

Ambos, tan pequeños, se quedaron como congelados, repitiendo el nombre de su mamá una y otra vez, sin entender que ella ya no volvería a responderles como antes.

Lisandro reaccionó de golpe y, lleno de rabia, volteó a ver a su hermana, quien sollozaba desconsolada a su lado.

—¡Tú mataste a mamá, tú la mataste!

Hace no mucho, la noticia del secuestro de Joana había llegado a la casa.

Desde entonces, Dafne andaba ida, abrazando su celular y con la cabeza llena de preocupaciones.

Lisandro, como buen hermano gemelo, notó enseguida que algo no andaba bien con su hermana.

Esa conexión secreta que comparten los gemelos le hizo sospechar que todo tenía que ver con su mamá.

Después de insistirle varias veces, Dafne terminó por romperse y, entre lágrimas, confesó la verdad:

—Solo quería darle un escarmiento a mamá, yo no sabía que esos secuestradores iban a traicionarme... ¡Son unos mentirosos, me engañaron!

—¡Dafne! Aunque mamá sea regañona, sigue siendo nuestra mamá. ¿Cómo pudiste aprovecharte de lo mucho que se preocupa por ti para engañarla? ¡No puedo creer que buscaras a alguien para asustarla! —Lisandro la regañó furioso.

Por más que él discutiera seguido con su mamá, jamás se le habría ocurrido hacerle daño de verdad.

—¿Y yo qué iba a saber que mamá iba a ser tan ingenua? ¡Se creyó todo! Además, ¿con qué cara me regañas tú? ¿Ya se te olvidó que hace poquito te tiraste a la piscina y dijiste que fue mamá la que te empujó? ¡La dejaste como la mala! ¡Tú también eres un mal hijo! ¡Casi engañas a todos! ¡Todo esto lo hice por ti y ahora me gritas! ¡Eres el peor, hermano!

Dafne no pudo aguantar más y se soltó a llorar con más rabia.

Poco a poco, Lisandro sintió que el mundo se le venía abajo.

—¡No debiste jugar con la vida de mamá! —le gritó con la voz quebrada—. ¿Sabías que de verdad podía morir? ¿Sabías lo que estabas haciendo?

—Tranquilos, los secuestradores solo quieren dinero. Su mamá va a estar bien —intentó calmarlos en el camino.

Pero, al llegar al parque marino, incluso desde lejos podían escuchar las ráfagas de disparos.

En ese instante, Vanessa supo que algo terrible estaba ocurriendo.

Los niños, sin esperar nada, se bajaron del carro y corrieron hacia la escena.

Justo al llegar, vieron con sus propios ojos cómo empujaban el cuerpo herido de Joana al fondo del mar.

—¡No! ¡Mamá! ¡Mamá! —gritó Lisandro, desgarrándose por dentro.

Vanessa lo abrazó con todas sus fuerzas, evitando que corriera hacia donde todo había sucedido.

Dafne, en cambio, cayó sentada en la arena, como si el alma se le hubiera salido del cuerpo.

—¿Cómo pasó esto? ¿Cómo pudo pasar esto...? Mamá... murió... —murmuró, perdida y rota, mientras la brisa del mar se llevaba el último eco de su esperanza.

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