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Cuando el Anillo Cayó al Polvo romance Capítulo 312

—¡Ah! ¡No soy yo! ¡No hice nada! —Graciela tenía la mirada llena de pánico, luchando torpemente por levantarse del suelo.

Joana fingió limpiarse una lágrima de la mejilla, forzando que una gota rodara por su cara, y con voz incrédula exclamó:

—Tía, yo lo vi clarito hace un momento. Ya les dije que el abuelo está grande, que su salud no anda bien, ¿por qué tienes que hacerle esto para que termine lastimándose? Nuestra familia Osorio nunca te ha tratado mal. Tío, ella siempre dice que el abuelo prefiere a otros, pero desde que éramos niños, ¿alguna vez te faltó un plato de comida? Cuando se repartió la herencia, ¿te dieron menos que a los demás? Por culpa de los líos que armaste, el abuelo tuvo que vender un montón de pinturas para sacarte del apuro, ¿ya se te olvidó?

Su voz retumbó con fuerza, dejando claro que no iba a dejar pasar la situación.

Cuando las miradas inquisitivas se posaron sobre Benjamín, él se puso nervioso, incapaz de responder a la acusación. Su rostro palideció, sin saber dónde meterse.

De inmediato, la multitud estalló en furia.

—¡Dios mío! ¡Resultaron ser unos desagradecidos! Yo pensé que el señor era duro con ellos, pero ahora resulta que el hijo y la amante se le están chupando la sangre.

—¡Con un hijo así, mejor no tener nada!

—¡Ya decía yo que ese señor me parecía conocido! ¡Si es el gran maestro Diego Osorio! Cada cuadro suyo vale más de un millón de pesos, pero escuché que últimamente su salud está delicada y dejó de pintar. ¡Este tipo no solo descuida a su papá, sino que lo pone en peligro! ¡Eso ya es pasarse!

Las críticas, cada vez más duras, llovieron sobre Benjamín.

Durante años, él se había construido la imagen de profesor respetable y querido por sus estudiantes. Nunca lo habían señalado así, y menos en público.

Algunos ya le gritaban de frente, con el dedo apuntándole directo a la cara.

La humillación fue demasiado. Incapaz de soportar tanta presión, Benjamín perdió el control; lleno de rabia, se abalanzó sobre Graciela y le dio una bofetada.

—¡Maldita! ¡Mi papá siempre te ha tratado bien y así le pagas!

La fuerza con la que lo hizo fue brutal, y Graciela, que ya apenas se sostenía, volvió a caer al suelo.

Ella, temblando, se cubrió la cara y comenzó a llorar, su llanto era un lamento que partía el corazón:

—¡No fui yo, Benjamín! ¡Fue el abuelo quien se cayó, yo ni siquiera lo toqué!

—¡Y todavía te atreves a negarlo! ¡Por lo menos eres madre, ¿cómo puedes ser tan cruel?! ¡Ese es mi papá!

Pero Benjamín no se detuvo; en su furia, le dio una patada en el vientre.

Capítulo 312 1

Capítulo 312 2

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