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Cuando el Anillo Cayó al Polvo romance Capítulo 356

—No te alteres, cuéntame bien qué pasó.

Joana la detuvo con gentileza. Los ojos de Isidora se enrojecieron aún más, como si todo el peso del mundo estuviera sobre sus hombros.

Aunque Isidora solía ser extrovertida y a menudo le pedía consejos, tenía mucho talento para la creatividad. Jamás cometía errores básicos. Para colmo, al terminar este mes, al siguiente ya estaría como empleada fija.

Últimamente, había sido más cuidadosa que nunca. Incluso, la misma Isidora que siempre se quejaba de las horas extra, ahora se quedaba hasta tarde y aceptaba todas las tareas sin chistar, esforzándose al máximo.

—Dicen que la propuesta que entregué ayer tenía errores, pero juro que la revisé una y otra vez antes de mandarla. Además, ellos también la revisaron. Aun así, el cliente detectó el problema y no sé qué sucedió —dijo Isidora, cabizbaja.

Era como cocinar un platillo: el chef lo prepara delicioso, pero si el cliente no puede comer cebolla y los aprendices no se dan cuenta, el plato llega a la mesa con cebolla y el cliente explota de furia. El restaurante no despide al chef, pero sí es común correr a un aprendiz para encubrir la falla.

Joana entendió perfectamente el mensaje.

—Vamos, hay que regresar a la oficina y ver qué está pasando.

Sin soltarla, Joana la llevó de regreso.

Apenas cruzaron la puerta, vieron a Lorena lanzando papeles por los aires, con una cara de pocos amigos.

—¡Vaya, si no es Joana! ¿Cómo es que andas por aquí hoy? Me dijeron que ayer andabas enferma. Mira, si estás enferma, quédate en casa y descansa. El proyecto no es tan urgente. Isidora ya te habrá contado, ¿no? Ese tema del presupuesto... la empresa perdió cinco millones por ese error.

Lorena lanzó la indirecta con todo y veneno:

—Joana, no es por ser mala onda, pero esta vez sí que metiste en un lío a Isidora.

Algunos empleados, que no tenían idea de los detalles, empezaron a mirar con recelo.

En tiempos de Sabrina, el ambiente era más relajado. Pero últimamente, todo estaba tenso. Los practicantes tenían que quedarse los sábados, y Ramiro había impuesto un sistema de competencia para ver quién rendía más, presionando a todos.

Las palabras de Lorena distorsionaron la realidad, convirtiendo el trabajo extra de Joana en un acto malintencionado.

Joana alzó una ceja.

—¿Me estás diciendo que mi propuesta tenía errores?

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Capítulo 356 2

Capítulo 356 3

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