Cuando el Anillo Cayó al Polvo romance Capítulo 364

Al día siguiente, Joana tomó un taxi para ir al trabajo.

Debido al tráfico pesado, el chofer tardó casi una hora y estuvo a punto de llegar tarde.

Lo de comprar un carro nuevo y remodelar la casa tenía que resolverlo cuanto antes.

Cuando llegó a la empresa, marcó su entrada justo a tiempo.

—Joana, eres increíble, si yo fuera como tú, seguro llegaría tarde los treinta días del mes y me correrían de la empresa.

Lorena pasó por ahí con un vaso de agua en la mano y soltó el comentario con ese tonito venenoso tan suyo.

Después de lo de ayer, Joana ya había perdido toda esperanza en ella.

Dejó su bolso en el escritorio y ni se molestó en responderle.

Lorena puso los ojos en blanco.

—Se las da de muy digna, pero ya veremos.

Algún día, ese puesto de jefa sería suyo, estaba segura.

Lorena se sobó la cintura y, de buen humor, se fue derechito a la oficina del jefe.

—Esa Lorena no pierde oportunidad, lo que pase por sus manos siempre termina en desastre.

Isidora no pudo evitar soltar el chisme apenas vio regresar a Joana a su lugar:

—Todo el día va a la oficina del jefe. El que no sepa, de verdad pensaría que anda con el Sr. Ramiro.

—Shh— Joana miró alrededor, asegurándose de que nadie más escuchara antes de responder—: Oye, una cosa es decirlo y otra que te lo crean.

Isidora asintió con picardía.

—Joana, ¿dónde durmieron anoche?

Recordaba que la tarde anterior, esa chavita seguía insistiéndole a Joana que se quedara en su casa.

—Nos quedamos con Carolina. En cuanto la casa esté lista, regreso con Lisandro.

Isidora asintió, aliviada.

—Qué bueno. Ya pensaba que donde yo paso, pasa la desgracia.

—No digas eso, ¿cómo crees?— Joana se sorprendió—: Yo más bien siento que a donde voy, la mala suerte me sigue.

Ambas se echaron a reír.

Mientras platicaban y se dirigían al baño, de regreso vieron a un grupo de empleados aglomerados afuera de la sala de reuniones.

—¿Qué pasa, qué pasa?— Isidora se asomó, curiosa.

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