Cuando el Anillo Cayó al Polvo romance Capítulo 368

Joana se sorprendió un poco.

No esperaba que, en el siguiente instante, Esther decidiera llevarse todos los modelos que quedaban.

—Señorita Joana, espero que logren hacerme un vestido de novia que me deje satisfecha.

Esther parecía querer decir algo más, pero al final solo la miró con una expresión difícil de descifrar.

Joana asintió.

—No se preocupe. Si tiene algún pedido especial, podemos platicarlo por mensaje cuando guste.

Finalmente, Esther le dio una dirección para que enviaran todos los vestidos a ese lugar.

Joana rechazó con cortesía la oferta de Esther de llevarla a casa.

—Ay, no pienses tanto. Solo es porque me queda de paso. Si quieres súbete, si no, ni modo —dijo Esther mientras subía al carro, estirando sus largas piernas, y en un abrir y cerrar de ojos el vehículo ya se veía lejos.

Joana suspiró aliviada.

Pasar el día con Esther le había dado una sensación extraña. Como si Esther estuviera observando cada uno de sus movimientos.

Pero tal vez solo era cosa suya, quizá Esther solo la miraba por simple educación.

O, bueno, quizá solo estaba viendo los vestidos.

...

Al salir del trabajo, Joana pasó por una agencia de carros.

El carro que había perdido en el accidente ya era pérdida total.

Sentía un poco de pesar. Ese vehículo lo había comprado con su primer bono de trabajo formal. Le había acompañado por años.

En la agencia, los empleados la recibieron con entusiasmo.

No tardó en fijarse en una camioneta SUV. El color, el tamaño, el estilo, todo le gustó.

Mientras esperaba en la sala para terminar el trámite, alcanzó a ver una figura conocida.

Hernán tenía abrazada a una chica guapa que definitivamente no era Jimena Rubio.

—Hernán, el Mercedes que te dije ya llegó, ¿me lo compras? Solo quiero ese, ¿sí?

La voz de la chica era tan empalagosa que daba escalofríos.

Hernán sonreía de oreja a oreja.

—Claro, mi reina, lo que tú quieras.

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