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De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 222

Frida bajó la mirada, con el rostro completamente sonrojado.

Desde la puerta, Belén lo vio todo.

Su esposo y su hija, por el cariño que le tenían a Frida, lo extendían hasta a su madre.

Pero con la familia de ella, nunca habían mostrado esa misma paciencia.

Desde que se casaron, Fabián jamás había puesto un pie en casa de los Soler; probablemente ni siquiera recordaba cómo eran sus padres o su hermano y su cuñada.

Y lo de Cecilia le partía el corazón todavía más. La cena que Eva había preparado con tanto esmero durante toda la tarde había sido despreciada por la niña, pero un simple guisado de papas que Helena había hecho, lo había recordado con anhelo durante días.

Así que esa era la razón por la que Cecilia había fingido el dolor de estómago: quería volver para ver a Helena.

Y lo de Fabián, que supuestamente iba a ver a Edgar, no era más que una excusa.

Quizá Cecilia ya sabía que Fabián y Frida iban a recoger a Helena.

Belén se fue de la Mansión Armonía y condujo sola de regreso a la mansión Soler.

Esa noche, de nuevo, no pudo dormir.

***

A la mañana siguiente, Rosario tocó a su puerta.

—Tía, llegó otro paquete para ti.

Belén se levantó de la cama y respondió:

—Ya voy.

Para no preocupar a su familia, se puso un poco de polvo en la cara antes de bajar.

La empleada ya había metido el paquete, y Rosario estaba agachada frente a él, curioseando.

Al ver bajar a Belén, levantó la vista.

—Tía, ¿qué es?

Belén tampoco sabía, así que se acercó.

Cuando abrió el empaque, antes de que pudiera ver bien qué era, el contenido de la bolsa comenzó a inflarse lentamente, haciéndose cada vez más grande.

Era un peluche enorme, más grande que una persona.

Rosario lo miró y, arrugando su naricita, preguntó:

Capítulo 222 1

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