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De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 270

Ese grito silenció de golpe todos los murmullos sobre Tobías.

Al escuchar a Frida, Fabián, Edgar y Lucas salieron corriendo del salón.

Belén también la oyó. Instintivamente, soltó la comida que tenía en las manos y corrió hacia afuera.

Alejandra, alarmada, la siguió.

Un grupo de personas llegó al patio trasero del recinto y se separaron para buscar a Cecilia.

Belén estaba desesperada; ya no sabía si las gotas que corrían por su cara eran sudor o lágrimas.

Miraba a su alrededor, corriendo y gritando con angustia:

—¡Cecilia! ¿Dónde estás? ¡No asustes a mamá, contéstame por favor!

Pasó por el área de juegos y la alberca, pero no había ni rastro de Cecilia.

La angustia la consumía; lágrimas y sudor se mezclaban en su rostro.

Fabián también llegó a ese lugar. Al ver a Belén, se quedó un momento paralizado.

—¿Encontraste a Cecilia? —le preguntó Belén, desesperada.

Fabián también estaba angustiado.

—Todavía no —respondió, negando con la cabeza.

La desesperación de Belén creció. Sin pensarlo, le gritó:

—Fabián, si a Cecilia le pasa algo, ¡te juro que me las pagarás!

Todo su cuerpo temblaba de ira; sentía que las piernas apenas la sostenían.

Fabián, al ver que estaba a punto de caer, la sujetó.

—Tranquila, ya mandé gente a buscarla. Seguro estará bien.

Belén forcejeó para soltarse, pero al no poder, se quedó quieta, vencida. Las lágrimas, sin embargo, no dejaban de caer.

Miraba a todas partes, deseando ver aparecer la pequeña y alegre figura de su hija.

Pero a dondequiera que miraba, no había ni rastro de Cecilia.

De repente, escucharon ladridos de perro a un lado y una voz que lloraba y gritaba:

—¡Mami, mami, ayúdame!

Capítulo 270 1

Capítulo 270 2

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