De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 343

Tras el reproche de Belén, Tobías apartó la cara a toda prisa.

Al mismo tiempo, con las orejas rojas, se disculpó.

—Per… perdón.

—Sal de aquí —le espetó Belén.

Tobías miró hacia la ventana.

—Tengo algo que decirte, me iré después. Vístete primero.

En su mente, la imagen de su espalda desnuda se repetía una y otra vez, sin poder quitársela de encima.

Pero se contuvo, obligándose a no pensar en ello.

Belén vio que se había dado la vuelta, dándole la espalda. Por alguna razón, confió en él.

Se quitó la toalla y se puso la pijama.

Cuando estuvo lista, le dijo a Tobías:

—Ya estoy.

Tobías se giró, pero no se atrevió a mirarla a los ojos. En cambio, fijó la vista en sus pies.

—De acuerdo.

La verdad es que Belén estaba algo molesta por su costumbre de meterse por la ventana en mitad de la noche. No era la primera ni la segunda vez que la asustaba.

Y, para colmo, esta vez ni siquiera llevaba ropa.

Pensando en eso, le dijo con paciencia:

—Tobías, no vuelvas a hacer esto. Si lo haces de nuevo, voy a mandar a sellar la ventana.

Al oírla, Tobías levantó la cabeza de golpe y la miró con una fiereza que la sorprendió.

—Ciérrala. Si te atreves a cerrarla, yo me atrevo a entrar por la puerta principal.

Tras una pausa, una sonrisa pícara se dibujó en su rostro.

—Perfecto, así tu hermano y su esposa se enteran de que ya me metí en tu cama y te obligan a hacerte responsable de mí.

Las palabras de Tobías hicieron que la cara de Belén se pusiera roja de furia.

—Tobías, tú…

Tobías se acercó a ella con dos grandes zancadas, y su sombra la cubrió por completo.

Verla así, sin saber qué hacer con él, le provocaba una sonrisa de satisfacción.

Inclinó la cabeza, y con un tono juguetón, le preguntó:

—¿Solo tú puedes molestarme a mí? ¿Yo no puedo molestarte un poquito?

Belén, sin saber qué responder, desvió la mirada.

—¿A qué viniste esta vez?

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