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De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 342

—¿Pedirte un favor? —Mateo soltó una carcajada de desprecio—. ¿Tú? No me hagas reír.

Guillermo sabía que no podía hacerle frente a Mateo, así que no tuvo más remedio que irse con la cola entre las patas.

Aunque lo habían golpeado, no podía hacer nada para defenderse.

En ese círculo, si no tienes poder, tienes que agachar la cabeza.

Cuando Guillermo se fue, Mateo se giró para ver a Belén y le preguntó con preocupación:

—Belén, ¿estás bien? No te hizo nada, ¿verdad?

Belén negó con la cabeza. Aunque todavía estaba un poco asustada, le dijo:

—No, estoy bien.

Mateo la vio con los ojos rojos y, aunque no sabía por qué estaba triste, no se atrevió a preguntar.

En lugar de eso, le dijo:

—Te llevo a tu casa.

Belén, con los ojos llenos de gratitud, respondió:

—No te preocupes, traje mi carro. Puedo volver sola.

Mateo no parecía muy convencido.

—Entonces te sigo con mi carro. Me iré hasta que vea que entras a tu casa.

Belén intentó negarse, pero Mateo insistió.

—Vamos, no acepto un no por respuesta.

Así que no pudo decir nada más.

***

Después de escoltar a Belén hasta la mansión Soler, Mateo recibió una llamada de Tobías.

La voz molesta de Tobías se escuchó al otro lado.

—¿Todavía no llegas?

—Tuve un contratiempo —dijo Mateo.

—¿Qué contratiempo? —preguntó Tobías.

Mateo se hizo el misterioso.

—Cuando llegue te cuento.

Diez minutos después, Mateo llegó al privado del bar.

Tobías y Esteban ya estaban allí; solo eran ellos dos.

Cuando Mateo llegó, se sentó en el sofá, tomó un racimo de uvas del frutero y se lo llevó a la boca. Se comió una, masticando lentamente.

Al mismo tiempo, levantó la vista hacia Tobías, que estaba sentado enfrente, cabizbajo y de mal humor.

—Acabo de ver a Belén.

Capítulo 342 1

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