Entrar Via

De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 38

Belén, que conducía en ese momento, se quedó perpleja al oír a Fabián. Cuando volvió a hablar, su voz era un poco ronca.

—Entendido.

Más allá de todo, el cariño del abuelo era algo que debía corresponder. Él era la persona que mejor la trataba en la familia Rojas, un afecto que siempre guardaría en su corazón.

Al oír su respuesta, Fabián no se sorprendió.

—Paso a recogerte por la tarde.

—No hace falta, puedo ir en mi coche —respondió Belén sin pensarlo.

Su reacción lo desconcertó. Si hubiera sido antes, al oír que iba a recogerla, se habría puesto a llorar de alegría. Pero ahora, solo había calma.

Sin hacer más preguntas, Fabián añadió.

—Entonces, recoge a Cecilia de paso.

—No me queda de camino, recógela tú —dijo Belén.

Sabía que Fabián probablemente ni siquiera sabía dónde trabajaba. El hospital no estaba en la misma dirección que el jardín de infancia de Cecilia. Ir a recogerla y luego a la mansión sería un desvío muy largo.

Por supuesto, "no me queda de camino" era solo una excusa. La verdad era que no quería tener mucho contacto con Cecilia en ese momento. La hija que había traído al mundo con tanto sacrificio ahora solo tenía ojos para Frida. Si a su propia hija no le importaba, ¿por qué iba ella a insistir? Además, Cecilia probablemente tampoco querría que la recogiera.

Fabián se quedó en silencio, pero Belén ya había colgado.

El chófer esperaba fuera, pero Cecilia no salía, esperaba a que Fabián terminara su llamada. Aunque seguía enfadada con Belén, no podía evitar sentirse molesta porque su madre ya no intentara contentarla. Y además, le había dicho a su padre por teléfono que no iría a recogerla. Cecilia se enfadó aún más; una cosa era que ella no quisiera que la recogiera, y otra que Belén se negara de antemano.

Fabián guardó el móvil y, al ver que Cecilia seguía allí, le preguntó.

—¿Por qué no te vas?

Al llegar a la entrada del salón, antes de entrar, escuchó la voz enfadada de su abuelo.

—Mi nieta política aún no ha llegado y tú ni siquiera te has molestado en llamar. ¿Qué mujer no quiere un compañero que se preocupe por ella? Ni siquiera eres capaz de mostrar un poco de interés, eres como un poste. ¿Quién te va a querer así?

Fabián, sentado en el sofá, miraba su móvil, donde se retransmitían noticias de negocios en tiempo real. No se sabía si había escuchado las palabras de su abuelo, pero no reaccionó.

Cecilia jugaba con unas cartas en una mesita. Al oír la pregunta de su bisabuelo, se giró y le dijo con toda seriedad.

—Bisabuelo, mamá llegó tarde, no es que a papá no le importe.

Belén, en la puerta, escuchó a Cecilia y no reaccionó. Era como si ya se hubiera acostumbrado.

Qué hija tan adorable. No, qué loba con piel de cordero.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: De Esposa Desechable a Cirujana Renacida