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De Esposa Desechable a Cirujana Renacida romance Capítulo 71

El día quince, Belén regresó a la Vivienda Vista Clara.

No iba por otra cosa más que para pedirle una explicación a favor de Hugo.

Un genio de la medicina no podía ver su carrera manchada solo por culpa de ella.

Cuando llegó a la Vivienda Vista Clara, Fabián aún no había vuelto.

Jimena, al ver a Belén después de dos meses de ausencia, se alegró mucho.

—Señora, ¡qué bueno que regresó!

Belén solo sonrió levemente.

—Sí.

—Señora —dijo Jimena—, compré muchos ingredientes frescos, ¿quiere que prepare la cena?

Todavía era temprano, había tiempo de sobra para cocinar.

Jimena pensaba que, como Fabián había regresado los últimos dos meses, seguramente vendría esa noche también.

Sabía que la relación entre Belén y Fabián no era buena, así que intentó insinuarle que preparara una buena cena para complacer a Fabián.

Belén entendió la indirecta de Jimena, pero solo sonrió.

—Jimena, prepárala tú. Ya sabes lo que me gusta y lo que no.

Jimena se quedó un poco sorprendida.

—Señora, usted…

—Adelante, no tiene que ser nada del otro mundo —dijo Belén.

Antes, ella hacía todo personalmente, pero de nada servía, Fabián nunca lo apreciaba.

Jimena frunció el ceño, pensando que Belén había cambiado mucho.

Después de ir a la cocina, Jimena, tras pensarlo un poco, decidió llamar a Fabián.

—Señor, la señora ha vuelto y está preparando la cena. Solo lo está esperando a usted.

Jimena dijo una mentira piadosa. En su opinión, ya eran un matrimonio con hijos, ¿qué problema no podían superar?

Fabián estaba trabajando horas extras en la oficina cuando recibió la llamada de Jimena. Al enterarse de que Belén había regresado a la Vivienda Vista Clara, se sorprendió un poco.

Pensó que no volvería.

Después de colgar, Fabián apagó la computadora de trabajo y salió de la oficina.

Al entrar al vestíbulo de la Vivienda Vista Clara, vio a Belén bajando del segundo piso.

Belén también lo vio, pero en su rostro no había ni rastro de alegría, y mucho menos se acercó a tomarle el abrigo como solía hacer.

—¿A qué te refieres? —Fabián no lo negó, solo le preguntó.

La reacción de Fabián confirmó las sospechas de Belén, y no pudo evitar reírse.

—Eres un miserable.

—¿En serio? ¿Soy un miserable?

—¿Acaso no?

Solo porque Hugo no había discutido un tema académico con Frida, ¿tenía que arruinarle la carrera a un genio?

Fabián se dio cuenta de que Belén no había regresado para hablar del segundo hijo; si estaba allí esa noche, era probablemente por ese hombre llamado Hugo.

¿Pero qué relación tenían?

¿Por qué se atrevía ella a defenderlo?

Fabián se sintió molesto.

—Deberías haber pensado en las consecuencias cuando dejaste que se te acercara.

Belén no creía que Fabián estuviera celoso por ella.

Él era Fabián, siempre creía tener todo bajo su control.

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