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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1061

Gaspar apoyó la mano en la puerta, tembloroso. Inspiró hondo, como si estuviera reuniendo valor de donde ya no quedaba nada.

—Sé que no tengo derecho a preguntar, pero...

La frase se le atoró en la garganta. Al final, como si le costara cada palabra, soltó:

—Me importas.

Micaela lo miró sin rastro de reproche, sin un ápice de emoción en sus ojos.

—Si vuelvo a casarme, te avisaré.

El aire pareció escapársele a Gaspar. Se le agitó el pecho, como si acabara de recibir un golpe. Su voz sonó áspera, casi apagada.

—¿Ya están hablando de casarse?

Micaela ni siquiera entendía por qué él reaccionaba así. Frunció el entrecejo, confundida.

—Gaspar, eso ya quedó atrás.

—¡No, no quedó atrás! —su voz retumbó, apenas contenida, un gruñido bajo y desesperado—. Sé que no lo merezco... Solo... Solo quiero saber si de verdad ya te perdí para siempre.

El silencio se estiró unos segundos. Micaela se quedó paralizada, dio un paso atrás sin darse cuenta. Sintió que el hombre frente a ella se había transformado en una bestia acorralada, impredecible, hasta peligrosa.

Gaspar percibió de inmediato el miedo en los ojos de Micaela, y la culpa lo atravesó. Soltó el puño con el que bloqueaba la puerta, bajando la mirada. Volvió a ser ese hombre que oculta las garras, derrotado.

—Perdón. Me pasé —susurró, con la voz hecha trizas.

Sin mirarla, empujó la puerta para dejarle el paso libre. Cuando Micaela estuvo a su lado, se detuvo por un momento.

—Tenemos que seguir adelante. Tú enfócate en ayudar a tu familia, yo seguiré con mi investigación. Mejor que no volvamos a cruzarnos.

Dicho esto, lo rodeó y salió.

...

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