Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1154

A la reunión también habían sido invitados miembros del equipo de interfaz cerebro-máquina de AstroTec Innovación, así que era una especie de intercambio académico entre ambos grupos.

Micaela abrió la puerta de la sala de juntas. Dentro ya estaban sentados ocho de los miembros principales del laboratorio. Y al lado del asiento principal, estaba Gaspar.

Vestía un traje gris oscuro y su postura era imponente. Estaba inclinado, revisando unos documentos que tenía en las manos, y su cabello cano parecía especialmente frío bajo la luz.

Al parecer, escuchó sus pasos, porque levantó la vista. Micaela, por su parte, saludó con naturalidad a los ingenieros de AstroTec Innovación, sin cruzar la mirada con él.

Gaspar parpadeó y volvió a bajar la vista hacia los documentos, con la mente perdida en sus pensamientos.

El lugar de Micaela era el principal. Conectó su computadora portátil al proyector y la reunión comenzó sin más demora.

Ella fue la encargada de presentar los avances clave en la investigación de la interfaz cerebro-máquina. La sala estaba en completo silencio, solo se oía su voz clara y el ligero sonido de las diapositivas al cambiar.

Gaspar, recostado en su silla, tenía la vista fija en el complejo modelo estructural que se proyectaba en la pantalla. Escuchaba con suma atención, y en su mirada profunda no se veía la confusión de alguien ajeno al tema; era evidente que se había puesto al día en la materia.

Entendía la explicación de Micaela, pero la mayoría de las preguntas venían de los ingenieros de AstroTec Innovación. Mientras ella respondía, una mirada se clavó en su rostro, luego en su cabeza, como si quisiera descifrar la estructura de su brillante mente.

Su inteligencia lo dejaba asombrado. La joven dulce y juguetona que recordaba ya no existía. Aquella chica traviesa que se acurrucaba en sus brazos pidiéndole besos, que lo molestaba mientras trabajaba, que le compró unos lentes a escondidas y lo obligó a usarlos, había desaparecido.

Y pensar que habían dormido en la misma cama durante seis años…

Pero la mujer sentada a su lado ahora irradiaba un aura académica inalcanzable, que le resultaba difícil de controlar y comprender.

Micaela estaba escuchando la explicación de un ingeniero cuando, de repente, su mirada se desvió sin querer hacia el hombre que estaba a su lado. Gaspar la miraba tan absorto que parecía distraído, como si su mente estuviera en otro lugar.

Micaela frunció el ceño casi imperceptiblemente.

Esa mirada bastó para que Gaspar volviera en sí. Y si no se equivocaba, la forma en que Micaela lo había mirado solo podía interpretarse como… fastidio.