Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1176

Micaela no podía creer que, antes de siquiera empezar un experimento, ya estuviera hospitalizada. Le habían suturado la herida, le habían vendado medio brazo y la habían vestido con una bata de hospital más cómoda.

Acostada en la cama, el dolor y la pérdida de sangre la hacían sentir un poco agotada.

Gaspar se sentó en una silla junto a su cama, observando su pálido rostro con una expresión compleja.

—No le digas a Pilar —le pidió Micaela.

Gaspar asintió.

—De acuerdo —luego, no pudo evitar preguntar en voz baja—: No es la primera vez que te araña un mono, ¿verdad?

Micaela se quedó helada. «¿Cómo sabe que ya me habían arañado antes?».

Una fugaz sombra de culpa cruzó los ojos de Gaspar.

—La próxima vez, me aseguraré de que Jeremías y los demás tengan más cuidado.

Micaela no tenía ganas de hablar de eso. Quería dormir un poco. Miró al hombre sentado en la silla.

—Ya puedes irte. Las enfermeras me cuidarán.

Pero Gaspar simplemente se acomodó en su asiento.

—Tú descansa —dijo con calma—. No te molestaré.

—No hace falta… —insistió Micaela.

Bajo las espesas pestañas del hombre brilló una emoción contenida. Finalmente, se levantó y salió de la habitación.

Micaela por fin pudo cerrar los ojos y descansar tranquila. No tardó en quedarse dormida.

***

Afuera, en el pasillo, Enzo se acercó a Gaspar para confirmar la hora de salida del vuelo de mañana.

Gaspar, de pie junto a la ventana, miraba a lo lejos.

—Cancela mi viaje —dijo con indiferencia.

Enzo se quedó atónito por unos segundos, sin poder procesarlo. Sabía perfectamente lo que Gaspar podía conseguir en este viaje a Valle del Sol. Estaba en juego la consolidación de su cooperación con un gigante tecnológico de Isla Serena y el desarrollo de un proyecto energético; ambos, proyectos clave para la cadena de financiamiento del Grupo Ruiz.