Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 1243

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—Señor Gaspar, ¿está usted en Villa Flor de Cielo?

—Sí, aquí estoy.

—He estado llamando a la señora, pero no contesta. Quería avisarle que mañana por la mañana estaré de vuelta.

Gaspar pensaba que Sofía ya había regresado. Si no estaba en casa y Micaela no contestaba el teléfono, ¿acaso le había pasado algo?

Gaspar abrió la puerta de su apartamento de inmediato y corrió hacia el elevador mientras le decía a Sofía:

—Dame la clave de la cerradura, voy a subir a ver cómo está.

—Pero… —Sofía dudó.

—Sofía, Micaela está enferma, acaba de recibir una inyección. No quiero que le pase nada —dijo Gaspar con voz seria.

Sofía se asustó al oírlo.

—¿La señora está enferma? —preguntó, y luego añadió—: Es el cumpleaños de Pilar.

Gaspar entendió al instante. Colgó el teléfono, llegó a la puerta de Micaela, introdujo hábilmente la clave y empujó la puerta. Tal como esperaba, la sala de estar estaba a oscuras y en la casa no se oía ni un ruido.

—¡Micaela! —llamó en voz baja mientras subía rápidamente las escaleras hacia la recámara principal en el segundo piso.

Subió los escalones de dos en dos y abrió suavemente la puerta de la recámara. Dentro reinaba la penumbra. La luz lejana que se filtraba desde el exterior apenas permitía distinguir una figura acurrucada en la cama, aparentemente en un sueño profundo.

Gaspar se acercó a la cama a toda prisa, se inclinó y le puso la mano en la frente. Tenía un poco de fiebre.

Así que no estaba inconsciente, solo dormía muy profundamente.

Gaspar suspiró aliviado y se arrodilló para observarla mientras dormía. Su cuerpo desprendía calor, incluso su aliento era cálido. Justo en ese momento, Micaela se movió y murmuró algo ininteligible en sueños.