Por fin entendió lo que significaba estar completamente sola. Las noticias negativas en internet la inundaban como una marea imparable.
La gente curiosa no dejaba de sumarse al escándalo, y entre ellos, por supuesto, estaba Emilia, que nunca se perdía un chisme sobre Samanta.
De hecho, era de las más entusiastas. En ese mismo instante, le reenvió el enlace a Micaela por mensaje.
[Mica, mira esto, te va a encantar.]
Micaela estaba escribiendo un informe y no tuvo tiempo de abrir el enlace. Primero preguntó:
[¿De qué se trata?]
[¡Samanta y su mánager se están destrozando en redes! Y su mánager no se tienta el corazón, está sacando a la luz todos los trapos sucios de Samanta. ¡Qué satisfacción!]
Micaela abrió el enlace y, en efecto, vio la larguísima publicación en la que la mánager de Samanta la acusaba de todo. Siendo su representante, era la que mejor sabía cómo atacar sus puntos débiles.
Después de leerlo por encima, Micaela se sintió bastante tranquila. Le respondió a Emilia.
[Ya lo vi.]
[Se lo tiene bien merecido, ¡a ver cómo se pone de arrogante ahora! Mica, ¿no te da gusto? Después de todo lo que te hizo.]
Micaela respondió:
[Un poco, la verdad.]
Sin embargo, Samanta ya era alguien del pasado, una persona en la que nunca valió la pena gastar su tiempo. Su ascenso o su caída le daban igual; ni siquiera quería desperdiciar un segundo en pensar en ella.
[¡Claro que sí! Voy a seguir viendo el chisme, a ver si su mánager suelta algo más jugoso.]
Emilia ahora estaba en casa cuidando a su hijo, así que tenía mucho tiempo para entretenerse con el escándalo.
Micaela apagó el celular y volvió a concentrarse en el informe de laboratorio que tenía delante. Era la documentación que iba a utilizar en el congreso de Isla Serena. Para ella, los datos y gráficos en la pantalla eran mucho más atractivos que todo ese drama.

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