Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 204

Todos los presentes notaron de inmediato la intención de Lara de buscarle hasta el más mínimo defecto a la teoría de Micaela, como si le estuviera sacando punta a cada palabra.

Aun así, nadie le rebatió. Zaira soltó una sonrisa y tampoco comentó nada.

Micaela regresó a la oficina y Verónica se le acercó con una charola de fruta en la mano.

—Micaela, hoy en la mañana compré esto, ¿quieres probar un poco?

Micaela tomó un racimo de uvas.

—Gracias.

—No hay de qué, al final somos colegas —respondió Verónica con una sonrisa. Se sentía bastante tonta por haber metido la pata con Micaela sin saber bien quién era. Ahora, solo le quedaba presentarse con la mejor cara y tratar de quedar bien.

¿Y quién la mandaba a tener un esposo que era el más rico de la ciudad y, para rematar, el mayor inversionista del laboratorio? Si Micaela quisiera, no sería raro verla liderando el equipo entero.

...

El fin de semana pasó volando entre risas y juegos con su hija.

De pronto, ya era lunes.

En el vestíbulo del ayuntamiento, Micaela llegó puntual a las nueve y media. Esperó con paciencia, mirando de vez en cuando el reloj. A las nueve con cincuenta, la figura de Gaspar apareció en el salón.

Gaspar miró a Micaela, que ya estaba ahí, luego revisó su propio reloj, asegurándose de que no había llegado tarde.

—¿Esperaste mucho? —preguntó acercándose.

—Acabo de llegar —respondió Micaela, con un tono sereno.

Gaspar se sentó junto a ella. Sus ojos se posaron en el rostro de Micaela.

—¿Trajiste todos los documentos?

En ese momento, llamaron su número. Micaela lo miró y dijo:

—Vamos, ya es nuestro turno.

El trámite fue directo: les preguntaron algunas cosas de rutina y enseguida comenzaron con el papeleo. Sin embargo, por ley, el divorcio requería un mes de espera antes de ser oficial. Solo después de ese tiempo podrían recibir el acta definitiva.

Al salir, el asistente de Gaspar, Enzo, se acercó y la saludó.

—Señorita Micaela.

Antes la llamaba señora, pero ahora había cambiado la forma de dirigirse a ella sin vacilar.