Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 237

A la tarde siguiente, cuando Micaela y Ramiro llegaron a InnovaCiencia Global para la reunión, ambos notaron el cambio en el ambiente. Antes, aunque todos estaban ocupados, aún se escuchaban risas o alguna que otra plática entre compañeros. Ahora, la atmósfera se sentía tensa: todos permanecían pegados a sus escritorios, trabajando en silencio, sin levantar la mirada ni para respirar.

En la oficina de Leónidas, el aire también era denso. Él deslizó una carpeta hacia Micaela.

—Señorita Micaela, el Sr. Gaspar nos pidió que prioricemos resolver las dificultades de esta línea de investigación. Espera que lideres el equipo.

Micaela hojeó los papeles, y poco a poco se le fueron marcando las arrugas de la preocupación en la frente.

—Este enfoque implica muchos riesgos —comentó con seriedad—. Se necesitan un montón de pruebas para validar cualquier avance.

—El Sr. Gaspar dijo que los recursos no serán un problema —respondió Leónidas, mirándola con una expresión que escondía más de lo que decía—. Parece que confía bastante en tu capacidad.

Micaela cerró la carpeta con decisión.

—Está bien. Haré todo lo que esté en mis manos.

De regreso en el laboratorio, Micaela volvió a revisar el expediente. El proyecto implicaba una investigación sobre la leucemia linfocítica crónica; hasta el momento, el único tratamiento capaz de curar era el trasplante de células madre hematopoyéticas. Justo eso era lo que buscaban abordar con el nuevo experimento que ahora lideraría.

Si aceptaba tomar la batuta, sabía que la avalancha de trabajo no le daría tregua.

...

En la oficina de Leónidas, sonó la línea interna. Él contestó de inmediato.

—¿Bueno? ¿Quién habla?

—¿Ella aceptó? —la voz de Gaspar resonó al otro lado.

Sorprendido, Leónidas se enderezó.

—¡Sr. Gaspar, es usted! Sí, la señorita Micaela aceptó.

—Perfecto. Quiero que le den todo el apoyo necesario para esta investigación.

—Por supuesto, nos aseguraremos de que el equipo de la señorita Micaela reciba prioridad en todo —afirmó Leónidas.