Génesis mantuvo su sonrisa, aunque se notaba un leve temblor en sus labios.
—Señorita Micaela, un gusto conocerla, había escuchado mucho sobre usted.
Micaela respondió con una sonrisa ligera, sin perder la compostura.
—Señorita Génesis, muy amable de su parte.
Por un momento, la atmósfera se volvió tensa, casi como si de un hilo se colgara la atención de todos los presentes.
Génesis ya sabía perfectamente quién era Micaela. Para Micaela, eso no resultaba extraño, después de todo, ella y Jacobo habían terminado varias veces en boca de todos por malentendidos que se volvieron tendencia en las redes. Génesis, que sentía algo por Jacobo, seguramente llevaba tiempo observándola.
Sin resignarse, Génesis insistió:
—Jacobo, hay unas cosas que quisiera platicar contigo. ¿Tienes un momento?
Jacobo le lanzó una mirada a Micaela, antes de contestar con voz firme:
—Perdón, hoy quiero dedicar la noche a mi acompañante. Si quieres, lo dejamos para otro día.
La expresión de Génesis por fin se quebró, apenas logró asentir.
—Bueno... entonces no los molesto más.
Dicho esto, se dio media vuelta y se marchó. Su silueta, al alejarse, tenía un aire de derrota silenciosa.
Micaela, aún tomada del brazo de Jacobo, notó que aquella escena no había pasado desapercibida. Varios invitados la observaban, pero fue la mirada de Gaspar, desde el centro del salón, la que se notaba más inquisitiva.
Micaela soltó el brazo de Jacobo y suspiró bajito.
—Señor Jacobo, creo que Génesis...
Jacobo la interrumpió, mirándola con seriedad:
—Sé que puede sonar duro, pero es mejor cortar por lo sano. No siento nada por ella y solo perderíamos tiempo los dos. —Al decirlo, le sostuvo la mirada a Micaela, como si quisiera dejar claro que solo tenía ganas de pasar el tiempo con la persona que de verdad le importaba.
Micaela bajó la cabeza, evitando su mirada.
En ese momento, la puerta volvió a abrirse. Franco se adelantó para recibir personalmente a Rubén, quien acababa de llegar. Micaela notó el movimiento y le susurró a Jacobo:
—Con permiso, ahora regreso.
Con la copa en la mano, Micaela se dirigió hacia la entrada justo cuando Gaspar también se desprendía discretamente del grupo de invitados. Franco, siempre atento, se encargó de presentar a Micaela.
—Rubén, te presento a la señorita Micaela, directora ejecutiva del Gran Hotel Alhambra.
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