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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 477

La subasta comenzó de forma oficial. Hoy, todos los presentes eran verdaderos pesos pesados; si alguien quería llevarse el objeto de sus sueños, no solo hacía falta tener dinero, también mucha paciencia.

En el escenario, el anfitrión presentaba con entusiasmo el primer lote. Pronto, una señora de la alta sociedad lo adquirió sin titubear. En un abrir y cerrar de ojos, ya habían pasado diez piezas. Ahora era turno del undécimo artículo.

—Un jarrón azul y blanco de la época barroca. El precio inicial es de sesenta mil pesos, pueden subir la oferta como gusten —la voz intensa del presentador retumbó en el salón.

De inmediato, una señora de edad levantó su paleta.

—Ochenta mil.

Una voz joven de mujer se sumó enseguida.

—Cien mil.

Micaela ni siquiera tuvo que voltear para saber que era Samanta. Frunció el ceño. ¿Samanta también quería ese jarrón? ¿Pensaba regalárselo a la señora Florencia?

Sin dudar, Micaela subió la oferta.

—Ciento veinte mil.

—Ciento cincuenta mil —Samanta no se quedaba atrás. Sus ojos se clavaron en Micaela. Al parecer, Micaela quería ese jarrón para dárselo a la señora Lorena.

Pues ella no iba a dejarle esa oportunidad de quedar bien.

—Doscientos mil —Micaela volvió a levantar su paleta.

—Trescientos mil —Samanta subió el precio con aparente despreocupación.

—Quinientos mil —Micaela no se echó para atrás.

Un murmullo recorrió la sala. Ese precio ya superaba por mucho la tasación en el mercado.

Y también sobrepasaba el límite de Samanta. Pero ese jarrón era de la época favorita de Florencia; si se lo regalaba, seguro le encantaría.

Samanta apretó los dientes. Solo de imaginar la cara de alegría de Florencia al recibir el jarrón, su corazón se endureció.

—Seiscientos mil.

Micaela le regaló una sonrisa.

—Abuelita, cuando se trata de ayudar a una buena causa, hay que aportar.

Además, esta vez la recaudación iba a cargo de la esposa del alcalde. Gastar esa cantidad tenía sentido y le dejaba el corazón tranquilo.

Samanta, por su parte, aguantaba la rabia. El aire falso de Micaela le revolvía el estómago. Decía que era por caridad, pero en el fondo solo quería quedar bien con la señora Lorena. Micaela se volvía cada vez más hábil en eso de trepar socialmente.

No era raro que Lara dijera que Micaela tenía éxito en el mundo académico gracias a su habilidad para moverse en todos los círculos. Viéndolo así, razón no le faltaba.

...

En el resto de la subasta, Micaela ya no volvió a pujar, y Samanta tampoco. Las treinta piezas se vendieron sin contratiempos. La señora Villegas subió al escenario con una sonrisa que no se borraba de su cara, felicitó a quienes habían comprado y pronunció el discurso de cierre.

—Queridos invitados, gracias a todos por su generosidad. El campo de golf estará abierto gratis todo el día. Después del almuerzo, pueden descansar y disfrutar el juego cuanto quieran.

El ambiente se relajó, las conversaciones se reanudaron entre risas y copas levantadas. El evento había sido un éxito.

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