Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 521

Micaela se quedó pensativa un momento, pero no le sorprendía que él supiera del asunto; después de todo, aquí habían contratado a varios investigadores de Laboratorios Rojas Innovación.

—Sí, me voy en tres meses —respondió Micaela.

—Ya te hace falta descansar un tiempo.

—Sí, quiero darme un respiro.

—Perfecto, entonces avísame cuándo tienes tiempo para invitarme a comer —le escribió Jacobo.

Micaela recordó entonces que ya le debía dos comidas. Definitivamente tenía que encontrar un momento para cumplirle.

—Listo, ¿qué te parece mañana? En la mañana tengo tiempo libre —Micaela revisó su agenda y justo tenía ese espacio disponible.

—Perfecto, mañana nos ponemos de acuerdo —contestó Jacobo, sin insistir más.

Desde que decidió dejar el laboratorio, Micaela sentía el corazón más ligero. Durante el último año, casi no se había permitido relajarse.

Los resultados de las pruebas del nuevo medicamento eran excelentes. Una de las pacientes con leucemia en etapa inicial ya había remitido por completo los síntomas. Micaela contempló el último informe con una sonrisa de satisfacción.

Por la noche, Franco le pidió a Micaela que asistiera a una reunión temprana al día siguiente. Así que decidió invitar a Jacobo a desayunar en el Gran Hotel Alhambra, lo que no interferiría con su trabajo.

Al día siguiente, Micaela le solicitó a Zaira medio día libre. Su reunión era a las diez, y para este tipo de ocasiones, solía ir más formal.

Eligió una blusa azul claro y una falda gris ajustada. Sencilla, pero con un aire profesional indiscutible.

Franco y varios directivos del hotel le fueron presentando sus reportes. Después de un año, Micaela ya dominaba los negocios del hotel casi a la perfección.

Durante la reunión, Micaela se sentó al frente de la mesa. Su figura delicada transmitía, sin embargo, una autoridad y seguridad que nadie ponía en duda.

—Estamos en temporada alta de vacaciones. La ocupación de las habitaciones subió dieciocho por ciento respecto al trimestre pasado y el precio promedio también se mantuvo al alza.

Micaela hojeó los documentos y asintió, conforme con los resultados.

—Pero nuestro restaurante no está rindiendo igual. Solo subimos cinco por ciento en utilidades y tenemos demasiadas botellas de vino acumuladas. Hay que mejorar la forma en que compramos.

Micaela miró a Franco.

—El lunes que viene quiero en mi escritorio una propuesta para corregir esto.