Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 59

—Estoy segura —respondió Micaela, sus ojos llenos de una confianza que casi relucía—. Si necesito ayuda, no dudaré en pedírtela.

...

Al doblar el pasillo, Benjamín se pegó a Lara con su típica efusividad.

—Lara, no te enojes, Micaela no tiene ni de lejos el talento para competir contigo. Yo sé que tu propuesta es la mejor de todas.

Desde la universidad, Benjamín había estado detrás de Lara. Pero ella, siempre tan orgullosa, jamás le dio oportunidad. Él aceptó un puesto en el laboratorio solo para estar más cerca y tratar de ganarse su atención.

Lara se detuvo, le regaló una sonrisa decidida.

—Perfecto, entonces ayúdame. Esta vez, le voy a demostrar lo que es tener verdadera capacidad.

...

Micaela entró al laboratorio, se colocó el cubrebocas y sacó las muestras del refrigerador. De inmediato se sumergió en el trabajo, mientras Óscar, su asistente, le ayudaba con los preparativos.

Micaela manejaba los instrumentos con una destreza evidente, registrando uno a uno los datos de cada prueba. Óscar la observaba con asombro. Al principio había pensado que seguir a Micaela no lo llevaría a nada, pero ahora, al verla trabajar y anotar cada observación sobre el virus con tanta precisión, no pudo evitar sorprenderse.

Micaela controló bien el tiempo y terminó de analizar las muestras antes de las cuatro de la tarde. Se volvió hacia Óscar.

—Óscar, comunícate con el proveedor de hierbas. Para mañana antes de las diez, necesito diez kilos de Yerba Sanaluz, con raíz incluida.

—Entendido, en este momento lo resuelvo.

Micaela revisó el reloj, se quitó la bata y la colgó en el perchero.

—Me voy ya. Tú también puedes irte antes de las cinco.

...

A las cuatro y media, Micaela llegó al colegio de su hija, algo agitada por la prisa. Reconoció a Jacobo, que estaba acompañado de Pilar y su sobrina Viviana. Al verlos juntos, Micaela sintió alivio y se acercó a agradecerle.

—Gracias, Sr. Joaquín, por acompañar a Pilar.

—Me fijé que estos días siempre viene Adriana a recogerla.

—Sí, pero hoy vine yo —respondió Micaela con una sonrisa ligera.

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