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Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 705

Al día siguiente, bien temprano, después de dejar a su hija en la escuela, Micaela llegó al laboratorio. El viaje al encuentro de Costa Brava había sido todo un éxito para ella, y ahora solo quería enfocarse de lleno en su investigación.

Ramiro Herrera organizó la reunión matutina, y Micaela, tras ponerse la bata blanca, se dirigió hacia allá.

Zaira y su equipo también estaban presentes.

Apenas entró al salón de juntas, sintió cómo una mirada cargada de celos se posaba sobre ella. Lara Báez, quien se había enterado por Samanta Guzmán de que Micaela había sido invitada al evento médico de Costa Brava y, además, que Gaspar la había acompañado personalmente, no podía disimular su envidia.

Ese tipo de trato, cualquiera lo querría.

Seguro que el lugar de Micaela en la cumbre también fue gestionado por Gaspar, pensó Lara con amargura. Después de todo, a nivel mundial, Micaela tampoco era la gran cosa en el ámbito de la investigación médica.

—A continuación, le pediré a Micaela que nos cuente un poco sobre la cumbre, así podremos conocer los avances de otros países en medicina —Ramiro fue el primero en aplaudir, animando a los demás.

Zaira sonrió y añadió:

—Micaela, cuéntanos lo que viste y aprendiste en este viaje.

Micaela se levantó con calma, se acercó al proyector y mostró los materiales que había preparado en la pantalla grande.

—Esta cumbre se centró principalmente en dos áreas: la edición genética y la inmunoterapia contra el cáncer —explicó con detalle. Luego, giró la conversación—. Por supuesto, nuestro trabajo tampoco se ha quedado atrás. En especial, los logros en el tratamiento de la leucemia y el desarrollo de nuestro robot de inteligencia artificial nos han puesto a la delantera a nivel mundial.

Zaira la miró con orgullo.

—Así es. Tenemos todo para competir con los mejores equipos internacionales —dijo convencida.

Lara apretó los labios, incómoda. Los dos proyectos que Micaela mencionó eran, en realidad, obra suya. Así que, por lo visto, Micaela no perdió la oportunidad de presumir sus logros en la cumbre.

Al terminar la reunión, Zaira y Micaela conversaron en el pasillo. Lara se acercó abrazando una carpeta.

—Profesora, ¿qué le pareció el trabajo que le entregué la vez pasada?

—Ah, todavía no lo revisé. En cuanto tenga un momento, le echo un ojo —respondió Zaira.

El gesto de Lara se tensó. Esperaba que Zaira la elogiara frente a Micaela, porque estaba convencida de que su artículo era excelente.

—Micaela, felicidades. Llevaste los logros de nuestro laboratorio al mundo entero —dijo Lara, sonriendo ante Zaira.

Micaela asintió, sin más.

—Pero la próxima vez, creo que debería ir alguien con más experiencia, como el Dr. Leiva, la señora Zaira o Ramiro. ¿No te parece? —agregó Lara, con una sonrisa que escondía una clara burla, insinuando que Micaela solo quería figurar.

—Lara —intervino Zaira, mirándola de frente—, la invitación a la cumbre fue exclusivamente para Micaela, porque su investigación sobre el tratamiento dirigido de la leucemia ha tenido mucho impacto internacional. No es cualquier persona la que recibe esa clase de invitaciones.

Lara se quedó sin palabras, forzando una sonrisa.

—Solo pienso que, en escenarios internacionales, deberían ir los profesores con más años de experiencia. Ellos representan mejor al equipo.

—Micaela lo hizo excelente. Si hay otra oportunidad, todos estaríamos dispuestos a recomendarla —recalcó Zaira, con tono firme. Ya había notado que Lara pretendía sembrar discordia entre ellas.

Lara se sonrojó.

Micaela sabía que su hija extrañaba a la abuela; de hecho, la noche anterior se lo había dicho, y ella ya le había prometido que podría ir.

[OK] respondió.

[Justo también iré a Villa Fantasía por trabajo. ¿Vamos juntos?] preguntó Gaspar.

[No hace falta.] Micaela no lo dudó ni un segundo.

[Invité al doctor Nico.] volvió a insistir Gaspar.

[Ya tengo compañía.]

[¿Anselmo?]

[No es asunto tuyo.]

En la oficina central del Grupo Ruiz, Gaspar miró el último mensaje de Micaela en la pantalla, y sus dedos largos tamborilearon dos veces contra el escritorio. Respondió:

[Está bien. Nos vemos en Villa Fantasía.]

...

En el hospital, Samanta, que había terminado en cuidados intensivos tras una fuerte fiebre, ya se encontraba mejor. Con el uniforme celeste del hospital, parecía aún más frágil y delicada.

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