Divorciada: Su Revolución Científica romance Capítulo 738

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Micaela frunció el ceño y llamó a su hija.

—Pilar, ya es hora de regresar a casa.

Gaspar tragó saliva. La reacción de Micaela dejaba claro que ella no necesitaba el regalo que él le había traído.

—Esta vez a papá se le pasó, pero la próxima le traigo uno a mamá —dijo Gaspar, tomando a su hija en brazos y caminando hacia la cajuela del carro. Al abrirla, apareció una caja de bloques de construcción color rosa, envuelta como regalo.

—¡Guau! —exclamó Pilar, sorprendida—. Me encanta este regalo.

Gaspar vio la alegría de su hija y alzó las cejas. Había pasado horas anoche revisando en internet para elegir justo ese.

Gaspar tomó la caja y se la entregó. Pilar la abrazó y, tirando de la camisa de su papá, le pidió:

—¡Papá, ven a cenar con nosotras!

La mirada de Gaspar se dirigió a Micaela, como preguntando si podía quedarse.

—Pilar, corazón, tu papá tiene asuntos que atender. Mejor no lo interrumpimos, ¿sí? —le dijo Micaela con ternura.

—Bueno... —Pilar asintió y soltó la camisa, muy madura para su edad.

Gaspar se agachó y le dio un beso en la frente.

—Feliz Navidad, mi princesa.

Luego se puso de pie. Miró de reojo el ramo de flores que Micaela sostenía en brazos, y con una mirada complicada, se dio la vuelta para irse.

A los pocos segundos, el rugido del motor del Maybach resonó en el estacionamiento y pronto desapareció en la esquina.

Micaela tomó la mano de su hija y regresaron a casa. Apenas entraron, Sofía notó el regalo que Pilar llevaba abrazado y se sorprendió.

—¡Eh! Pilar, ¿quién te dio ese regalo?

—Me lo dio mi papá.

Sofía miró a Micaela y señaló el sofá, donde había una caja idéntica.

—Señora, hace como diez minutos, el señor Joaquín vino a dejar ese mismo regalo.

—¡Eh! ¿Cómo que es igual al que me dio mi papá? ¡Ahora tengo dos regalos! —Pilar corrió feliz hacia el sofá, más emocionada aún. Para nada le molestaba tener dos regalos iguales; al contrario, parecía el doble de contenta.