Donia: Falsa Heredera, Múltiples Vidas romance Capítulo 62

En la capital, en un instituto de investigación, un hombre que acababa de pasar toda la noche haciendo experimentos, apenas pudo agarrar su teléfono y vio un mensaje de "Dino"; su mente brumosa se aclaró de inmediato.

¿Asociación de Educación?

Se trataba de esa asociación que un grupo de literatos aburridos y pretenciosos había creado en un intento de hacer una contribución.

El hombre no entendía por qué alguien tan importante preguntaba por eso de repente, pero aun así respondió rápidamente: "La Asociación de Educación es como un campamento de incubación de talentos, se dedica a reclutar buenos prospectos para varias universidades importantes. Si hablamos de prestigio está bastante bien, después de todo es una institución que hace contribuciones."

Después de leer el mensaje, Donia mostró una expresión de comprensión en su hermoso rostro, luego respondió lentamente con un 'gracias'.

Bueno, ella pensó que sería algo más impresionante, pero resultó ser solo una especie de esquema piramidal con licencia.

El hombre envió otro mensaje a Donia.

"¿Tiene hijos estudiando? Un compañero trabaja en la junta de la Asociación de Educación, si lo necesita, puedo ponerle en contacto con él."

Mirando su teléfono, ella cayó en silencio y no respondió por mucho tiempo.

"¿Jefe?"

Donia suspiró levemente y respondió: "Gracias, puedo estudiar por mi cuenta."

El hombre, al ver esta respuesta, sintió que algo estaba extraño. Sin embargo, pensando un poco, decidió que el jefe de seguro no necesitaba, después de todo, no podría ser un estudiante, ¿verdad?

[Oye, Jefe, en unos días habrá una gran subasta en el mercado negro de la capital, según tengo entendido, aparecerá un tremendo Narciso de siete hojas, recuerdas que estabas buscando esa especie de planta. Tengo una invitación para este mercado negro, si quieres ir, puedo enviarte mi invitación.]

Doña miró pensativa por un momento, finalmente moviendo la punta de sus dedos: [No es necesario; estoy estudiando, no tengo tiempo, no puedo ir.]"

El hombre que esperaba la respuesta mientras tomaba un sorbo de agua, se sorprendió tanto que incluso escupió el agua que acababa de beber.

Por la tarde, Claudia dijo que le dolía la cabeza y planeaba ir a un establecimiento de medicina tradicional para un masaje, pero Donia la detuvo: "Deja que te masajee la cabeza."

Su madre, tocándose las sienes, se limitó a hacerle un gesto con la mano: "No te preocupes, hija, ve a estudiar. Voy a ver a un viejo médico para que me ayude un poco, luego me ponga un par de agujas y ya."

Al oír eso, Donia frunció el ceño y dijo con seriedad: "No te hagas masajes ni acupuntura en la cabeza a la ligera. Si no se encuentran los puntos correctos, solo empeorará."

Claudia quedó sorprendida y luego sonrió: "No te preocupes, he estado yendo a este médico por muchos años, tiene cierta habilidad. Estoy tranquila."

Al escuchar eso, ella guardó silencio por un momento, luego dijo: "¿Quieres probar mi técnica? Si todavía te sigue doliendo después, podrías ir al médico."

Claudia consideró la oferta de su hija como un acto de piedad filial y sin rechazarla, se sentó en la silla de brazos que estaba al lado.

En el peor de los casos, le diría a su hija que su cabeza ya no le dolía y más tarde, cuando no estuviera mirando, iría al médico.