Alexa estaba segura de su puntuación en el examen. Desde que lo había terminado el día anterior, sabía que a excepción de algunas respuestas dudosas en las materias de humanidades, el resto estaba bien elaborado. Para ella, superar la primera prueba no presentaba ningún reto.
Con un puntaje de ciento treinta y ocho y un sexto lugar en el ranking, estaba dentro de lo que había previsto.
Una sonrisa se dibujó en sus labios. Después de dar una rápida ojeada, estaba por devolver su teléfono a su agente cuando algo llamó su atención. Retuvo el dispositivo y deslizó su dedo por la pantalla.
Había llegado al final de la lista de clasificación, pero el nombre de Donia brillaba por su ausencia.
Frunció el ceño, ¿Donia no había tomado el examen? ¿Por qué su nombre no figuraba en la lista?
¿Acaso había suspendido la prueba preliminar?
Con esa idea en mente, la sonrisa en los labios de Alexa se hizo más pronunciada. Lo sabía, ¿cómo esperaba clasificar con esos resultados?
Con una risita entre dientes, su dedo tocó accidentalmente la opción para volver al principio de la página. Justo cuando estaba a punto de cerrar la ventana, el nombre de Donia capturó su atención.
Primer lugar, ciento cincuenta puntos, Donia Hernández.
Su sonrisa se congeló y sin darse cuenta, apretó el teléfono con fuerza.
¿Cómo era posible? ¿Cómo pudo tener la puntuación perfecta? ¿Cómo podía estar en primer lugar?
"Alexita, te noto un poco pálida, ¿te cansaste durante el ensayo?", preocupado, su agente le preguntó al ver el cambio en su expresión.
Con un brillo fugaz en su mirada, Alexa devolvió el teléfono como si nada hubiera pasado y respondió con voz suave: "No es nada, tal vez es que me concentré demasiado mientras cantaba y bailaba, aún estoy un poco aturdida."
Aliviado, el agente le dio una palmada en el hombro: "Descansa aquí un rato, vendré a buscarte cuando sea hora de grabar el programa."
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