Donia: Falsa Heredera, Múltiples Vidas romance Capítulo 83

Isacio era el hijo favorito de Marisol, inteligente desde pequeño, fue criado como un tesoro dentro de la familia Lemus, lo que hizo que su carácter se volviera caprichoso y soberbio, con la típica actitud despectiva propia de un heredero arrogante y malcriado.

El contacto entre Isacio y Donia no era frecuente, no crecieron juntos y solo en ocasiones especiales como la Navidad, Marisol los reunía en la mansión familiar. Isacio, mimado hasta el cielo, siempre aprovechaba la oportunidad para acosar y tenderle trampas a Donia.

Se podría decir que una gran parte de la antipatía que la familia Lemus sentía hacia Donia, tenía su origen en las acciones de Isacio.

Isacio guardó su móvil en el bolsillo y con tono arrogante se dirigió a Donia, "Oye, cobarde, ¿no me saludas al verme?"

Ella ni siquiera levantó la vista, simplemente se dio la vuelta hacia la mesa de al lado, tomó una taza limpia con toda calma, sirvió un vaso de agua y en un ángulo que nadie más podía ver, echó dentro la pastilla que había traído.

Isacio dio una vuelta y se acercó a Donia. "Estoy hablando contigo, ¿eres sorda o qué?"

Alexa, al ver la escena, esbozó una sonrisa, esperando disfrutar del espectáculo.

Donia agitó suavemente la taza en su mano, ignorando completamente la presencia de Isacio, se giró y extendió el vaso hacia la anciana, "Tome un poco de agua."

Justo cuando la anciana iba a tomar la taza, Isacio, que había sido ignorado repetidamente, se mostró bastante molesto. Acostumbrado a ser arrogante y prepotente, levantó la mano para arrebatar la taza. "Donia, ¿te has vuelto tan atrevida que...?"

Sin embargo, antes de que pudiera terminar su frase, sintió un dolor agudo en la muñeca y al instante, una fuerza lo hizo tambalearse. Al levantar la vista y encontrarse con los fríos ojos de Donia, Isacio instintivamente se estremeció.

"¿Tu madre no te enseñó a comportarte como una persona?" Donia miraba a Isacio desde arriba, con un destello frío en sus profundos ojos. Su voz era suave, pero inexplicablemente cargada de una peligrosa atmósfera.

El chico solo sintió un miedo instintivo, como si fuera la presa bajo la mirada de un tigre. El dolor en su muñeca era insignificante en comparación con la mirada de Donia. Tembloroso, balbuceó, "Yo... suéltame."

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