El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 100

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—¿Qué hora es? —preguntó Ariana, mirando la noche a través de la ventana.

—Acaba de pasar de las doce —respondió Esteban.

¿Ya son más de las doce? Ariana sintió un sobresalto. ¿Tan tarde era ya?

—¿Por qué sigues aquí? Ya es muy tarde —insistió Ariana.

—Estoy esperando los resultados de tus exámenes —contestó Esteban, sentándose con naturalidad en la silla junto a su cama. Bajó la mirada para repasar los informes que tenía en la mano.

Ya los había leído antes, pero seguía sin poder creer lo que decían.

Ariana frunció el ceño. ¿Solo por un chequeo normal se tardaba tanto?

Entonces cayó en cuenta. Si fuera solo un examen de embarazo, no habría tantos papeles.

¿Acaso le habían hecho un chequeo médico completo?

—¿Sabes que hacer esto es una invasión a mi privacidad? —le reclamó Ariana, con una expresión dura y la voz todavía un poco ronca.

—Te desmayaste. Yo mismo te traje al hospital —contestó el hombre, con una calma aplastante—. Qué tipo de exámenes te hicieron, eso lo decidió el doctor. Yo solo estoy aquí para entregarte los resultados.

Ariana lo miró con el ceño fruncido, sin encontrar argumentos para rebatirle.

Este lugar no parecía un hospital público. Al ver lo tranquilo y confiado que estaba Esteban, pensó que seguramente se trataba de una clínica privada en la que él tenía acciones.

Poco después, alguien llamó a la puerta y entró con comida: una taza humeante de atole de maíz y una sopera con caldo.

A simple vista se notaba que todo había sido preparado con anticipación; no había manera de que lo tuvieran listo tan rápido.

Esteban indicó que dejaran la comida y luego pidió al personal que saliera.

La habitación era una suite VIP independiente, con balcón, sala, área de descanso, baño privado e incluso un cuarto para acompañantes.

Esteban no había pedido a nadie que cuidara de Ariana, así que en ese momento solo estaban ellos dos en la habitación.

El atole y el caldo quedaron en la mesa del centro, en la sala.