El Arte de la Venganza Femenina romance Capítulo 311

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—¿Su exesposo es Esteban? —preguntó Carlos, sin rodeos.

Aunque ya no podía interrogar a su padre sobre quién había sido responsable de la tragedia de Ariana en su vida pasada, confirmar la identidad del exesposo de Ariana era cosa de una sola pregunta, nada complicado.

—Sí, es él —respondió Valentín con seguridad, pero de inmediato arrugó la frente y lo miró con atención—. Espera, ¿no me digas que viste un video en internet y por eso andas sospechando?

¿Será que se le ocurrió venir a confirmarlo solo porque vio algo por ahí?

¡Este muchacho!

Carlos frunció levemente las cejas, con ese aire decidido que siempre lo acompañaba.

—¿Un video en internet? ¿De qué video hablas?

—¿No lo has visto? —Valentín no pudo ocultar la sorpresa. Él asumía que su hijo ya se había topado con el video de Ariana y su exesposo en el hospital, y que por eso andaba con esas dudas.

Pero viendo la reacción de Carlos, era obvio que no tenía idea de lo que hablaba.

Carlos honestamente no tenía la menor idea de a qué video se refería su padre, pero si lo mencionaba con ese tono, seguro tenía que ver con Ariana y Esteban.

—¿Tienes ese video? —preguntó Carlos, decidido a enterarse.

Valentín se quedó callado un momento.

Sabía que los videos y fotos relacionados con Ariana habían sido eliminados de todas las redes; cualquier persona común ya no podría ver ese material.

Pero, ¿él era cualquier persona?

¿Y para qué quería amargarle la vida a su hijo mostrándole esas cosas?

—No tiene nada de interesante —aventó Valentín, poniendo cara seria.

—Quiero verlo —insistió Carlos.

—Te lo paso, pero con una condición —le soltó Valentín, aprovechando la oportunidad para empujar a su hijo—: la próxima vez que tengas descanso, invítala a salir, vayan a comer, al cine, lo que sea, pero convive con ella, acércate más.

Ariana, después de todo, había liderado con éxito el desarrollo de ese dron invisible de lanzamiento aéreo, y como ya estaba en proceso de producción, ella andaba de vacaciones últimamente. Era la ocasión perfecta.

—… —Carlos dudó, pero soltó—: Entonces mejor lo busco en internet yo solo.

Valentín lo miró con una expresión que gritaba: “Inténtalo si quieres, a ver si lo encuentras”.