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El Baile de Despedida del Cisne Cojo romance Capítulo 250

—¿Qué dijiste? —Cristina casi explotó—. ¿Estefanía? ¿A poco ella tiene el dinero para comprar la ropa de ustedes? ¡¿Sabes quién está detrás de Estefanía?! ¡Es el señor Benicio! Sin él, esa mujer no es nadie.

La asistente le sonrió con amabilidad.

—Por supuesto, estamos al tanto. La señorita Estefanía es la esposa del señor Benicio.

Cristina se sintió aún más confiada, y levantó la barbilla con aire de superioridad.

—¿Lo sabes y aun así no dejas que el señor Benicio pida ropa? ¿Tienes idea de quién es el señor Benicio? Es la nueva estrella de Puerto Maristes, el director más joven y exitoso de una empresa en la bolsa. Si quisiera, podría comprar esta tienda en segundos.

La asistente siguió asintiendo, sin perder la calma.

—Sí, claro que lo sé.

—¿Entonces por qué esa actitud? ¿Acaso ya no quieren vender? —Cristina se puso cada vez más altanera y prepotente.

La asistente miró primero a Benicio, luego de nuevo a Cristina.

—Sabemos perfectamente quién es el señor Benicio, y también sabemos que la señorita Estefanía y el señor Benicio son esposo y esposa. Entonces, dígame, ¿usted quién es?

—Yo... —El gesto triunfante de Cristina se congeló de golpe, y su voz se volvió mucho más baja—. Yo... soy su amiga...

La asistente le regaló una sonrisa cortés y no añadió nada más.

El mensaje era clarísimo: no te vamos a atender.

—Oigan, dijeron que sólo le venden a clientes conocidos. ¡Pues yo soy amiga del señor Benicio! Indirectamente, eso me hace clienta de confianza, ¿no? —Cristina ya casi gritaba, roja de coraje.

—Disculpe, señora —contestó la asistente, sin perder la sonrisa—, pero la definición de cliente de confianza la decidimos nosotros.

—¡Bah! ¿Y tú quién te crees? Apenas haces ropa, ¿y ya te sientes mucho o qué? —Cristina ya de plano perdió el control—. ¡Mira, te aseguro que toda la ropa de aquí junta ni siquiera vale lo que el señor Benicio...

No alcanzó a terminar la frase porque Benicio la interrumpió.

—Cris, déjame a mí —dijo él, colocándose frente a ella, bloqueando la discusión con la asistente—. Al final, los clientes fieles también empezaron como desconocidos. Si un cliente de confianza trae a un amigo, ¿ese amigo no se vuelve también cliente de confianza?

La asistente mantuvo su sonrisa profesional.

—Así es. Atendemos a los amigos de nuestros clientes de confianza.

Nuestro precio es solo 1/4 del de otros proveedores

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