Al escuchar lo que dijo Benicio, Cristina esbozó una sonrisa satisfecha, pero en cuanto levantó la vista y notó la expresión de Benicio, se dio cuenta de que él seguía mirando hacia el horizonte, sin realmente prestarle atención.
—Beni, ¿por qué no nos vamos de aquí mañana? —le preguntó.
Benicio se quedó callado durante un buen rato.
—¿Me escuchaste, Beni?
Benicio finalmente apartó la mirada del vacío y asintió.
—Sí, te escuché.
La silueta de Estefanía ya había desaparecido entre la multitud, junto con sus tres compañeros.
Durante todo el trayecto de regreso, Noel no abrió la boca ni una sola vez.
Las calles de Venecia estaban llenas de gente, pero el aire se sentía denso, como si de pronto se hubiera vuelto pesado.
...
Cuando los cuatro regresaron al hotel, Noel acompañó a las tres chicas hasta el elevador. Apenas llegaron, sonrió y dijo:
—Ustedes suban, yo olvidé comprar unas cosas, voy a regresar a la tienda.
—¿Qué tienes que comprar? —preguntó Katia, un poco intrigada.
—Cosas para hombres.
Cuando las puertas del elevador se cerraron, la figura de Noel desapareció.
De pronto, la compañera de cuarto de Katia preguntó:
—¿Qué cosas especiales tienen que comprar los hombres? Si ni tienen esos días del mes…
Katia soltó una carcajada, y de repente la tensión se disipó, el ambiente se relajó un poco. En ese momento, Katia recordó algo.
—Yo también tengo que comprar unas cosas, creo que bajo en un rato. Estefanía, ustedes vayan a su cuarto.
Cuando el elevador llegó a su piso, Estefanía y la compañera de Katia salieron primero, mientras Katia presionó el botón para bajar de nuevo.
...
—¡Maldito! ¡Qué tipo tan miserable! ¿Por qué trata así a Estefanía? ¿Quién se cree para hacerle eso?
Hasta parecía que se le quebraba la voz.
—¡Noel! No te pongas así, si Estefanía se entera de esto, también se va a sentir mal —Katia trató de calmarlo.
—Por eso salí solo, para tranquilizarme un poco —siguió, todavía enojado—. ¿Sabes qué es lo que más me duele?
—¿Que ese Téllez le falló a Estefanía? —aventuró Katia.
—¡Eso por supuesto! —le contestó Noel, la voz a punto de romperse—. Pero lo que más coraje me da es que ese imbécil dejó que otras personas se burlaran de los pies de Estefanía. ¿Tú sabes por qué tiene lastimados los pies? ¡Por él! ¡Por salvarlo! Si no fuera por eso, hoy Estefanía estaría brillando en cada escenario de las giras. ¡Y todavía se burla de ella junto con esa mujerzuela! Si hoy no hubiera sido porque Estefanía me detuvo, te juro que le rompo una pierna y se la doy a ella de regreso.
—¡Noel, no hagas locuras! —dijo Katia, preocupada.
—¿Locuras? Más bien me arrepiento de no haber hecho nada. ¿Por qué soy tan racional? Si tan solo me hubiera dejado llevar por el coraje ese día…
Las palabras de Noel se fueron apagando, y lo único que se escuchó fue cómo vaciaba lo que quedaba en su vaso. Su voz se volvió aún más espesa.
—Yo pensaba… Yo de verdad creí que ella sería feliz. Después de todo, le salvó la vida… ¿Cómo puede negarle la felicidad después de todo eso…?

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Baile de Despedida del Cisne Cojo
Es verdad sale muy caro liberar capitulos...
Muy bonita la novela me encanta pero pueden liberar mas capitulos yo compre capitulos pero liberar mas capitulos sale mas caro...
Muy bonita novela desde principio cada capítulo es un suspenso...