En el corazón de Estefanía se arremolinó una tristeza difícil de describir.
Todos creían que Benicio podía darle la felicidad que merecía, excepto el propio Benicio y ese grupo de amigos suyos que pensaban igual que él.
No se puede forzar el amor.
Le llevó cinco años comprender esa verdad.
Incluso podía aceptar que Benicio no la amara. Al final de cuentas, cuando lo rescató, ni siquiera pensó en nada, solo se dejó llevar por el impulso de ayudarlo.
En ese momento de vida o muerte, ¿quién tenía cabeza para pensar en otra cosa? ¿Cómo iba a ser como Benicio suponía, creyendo que al salvarlo ella ya estaba planeando chantajearlo para que se casara con ella?
Pensar que él la veía de esa manera todavía le dolía.
Si no la amaba, debió decírselo.
Si cinco años atrás se lo hubiera dicho, ella no habría esperado nada, se habría recuperado y salido del hospital por su cuenta, enfrentando su vida sola.
Si se lo hubiera dicho cualquier otro día en estos cinco años, ella igual hubiera agradecido su sinceridad, se habrían despedido en paz y cada quien habría seguido su camino. Al final, ambos lo intentaron.
Pero no… tuvieron que llegar a este punto, tan lamentable…
Noel se quedó en silencio mucho tiempo, mientras Katia seguía hablando, tratando de convencerlo.
Estefanía sintió algo frío en las mejillas. Se tocó la cara y notó la mano empapada.
Se secó con fuerza, sin acercarse más a interrumpirlos, y se alejó en silencio.
...
Noel trató de calmarse, pero no lograba controlar lo que sentía por dentro.
—No tienes idea… Hace cinco años, cuando ella se casó, yo fui. Desde lejos, la miré sonreír en la boda, tan feliz… ¿Sabes qué pensé cuando ese Téllez le puso el anillo? Sentí unas ganas tremendas de correr, de subir al escenario y llevármela de ahí… de sacarla de esa boda…
Katia se quedó pasmada.
Sabía que Noel sentía algo distinto por Estefanía, pero jamás imaginó que fuera desde hacía tanto tiempo, ni que hubiera vivido esa lucha interna.
—A ver, Noel, ¡todavía estás a tiempo! Lo pasado ya fue, pero si la quieres, ve tras ella. ¡Díselo! Si no se lo dices, ¿cómo va a saberlo?
Noel la miró directo.
—Se lo voy a decir, pero no ahora. Ella aún no termina el trámite del divorcio, no quiero meterle más presión.
—¡Eso es! Entonces, ¿para qué te quedas aquí en plan de mártir? Si la señora Montoya te ve, te va a regañar con ganas.
—No estoy tomando —dijo Noel, enseñándole el vaso—. Aquí en el restaurante tienen una bebida especial. Sabe bien, ¿quieres una?
Él no bebía.
En aquel entonces, el tal Téllez fue quien, borracho, se metió en problemas y Estefanía lo rescató, cambiando el rumbo de su vida por completo. Noel jamás haría lo que hizo ese Téllez, no pensaba ser tan irresponsable.
Katia soltó una carcajada de la frustración.
—¡Y yo que pensé que estabas ahogando tus penas en alcohol! Vine hasta acá para consolarte. Ya, ya, vámonos a descansar, mañana tenemos que acompañar a Estefanía en su rehabilitación. Lo que pasó, pasó. Estemos con ella y hagamos juntos un buen futuro.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Baile de Despedida del Cisne Cojo
Es verdad sale muy caro liberar capitulos...
Muy bonita la novela me encanta pero pueden liberar mas capitulos yo compre capitulos pero liberar mas capitulos sale mas caro...
Muy bonita novela desde principio cada capítulo es un suspenso...