—No tengas miedo, yo voy contigo, mientras esté a tu lado no tienes por qué preocuparte de nada.
[Estefanía: ¿¿¿Qué onda con esta conversación? ¿Por qué siento que soy la tercera en discordia?]
—Mmm... —Cristina dejó escapar un suspiro lleno de flojera y coquetería—. Beni, gracias, eres lo máximo...
—¿Y si no soy bueno yo, entonces quién? —La voz de Benicio rebosaba una ternura tan evidente que parecía que se desbordaría en cualquier momento.
—Beni... hay otra cosa, pero prométeme que no te vas a enojar... —Cristina seguía con ese tonito entre quejumbroso y meloso.
Estefanía ya no entendía nada. Ya los habían llamado para que se fueran, ¿por qué seguían ahí? ¿Acaso pensaban quedarse en la puerta a platicar su amorío, justo para que ella escuchara?
—Obvio que no me voy a enojar, ¿cómo crees que Beni se enojaría contigo, Cris? Jamás podría enojarme contigo.
A Estefanía se le vino a la mente ese cuaderno lleno de promesas: “Las 100 cosas que le prometí a Cris”. Entre ellas estaba una que decía, “Beni nunca se enojará con Cris”.
Su esposo era de los que cumplen lo que prometen hasta en lo más mínimo...
—Ajá...
—Beni... —la voz de Cristina se hizo todavía más suave, tan dulce que empalagaba.
—Dime.
—Beni... —Cristina hablaba con esa timidez pegajosa que hasta se podía imaginar cómo hacía pucheros del otro lado—. Yo... yo no quiero que duermas con Estefanía... ¿No se les ocurrirá hacer... ya sabes, eso...?
...
Estefanía no daba crédito a lo que acababa de escuchar.
Pero lo que dijo Benicio terminó de dejarla pasmada.
—No, no lo haría con ella. Vamos, te acompaño a tu cuarto.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Baile de Despedida del Cisne Cojo
Muy bonita novela desde principio cada capítulo es un suspenso...