El CEO se Entera de Mis Mentiras romance Capítulo 478

Las cejas guapas de Alberto se fruncieron.

Ana, orgullosa y satisfecha con lo dicho, miró a Raquel. —Raquel, ¿en verdad te duele tanto? Pídeme ayuda, si me la pides, quizás deje que Alberto te lleve al hospital.

Raquel, soportando el agudo dolor, miró a Ana. —Entre nosotros, veremos quién pide qué a quién.

Después de decir eso, Raquel se marchó con dificultad.

...

Raquel regresó a su apartamento y sacó su celular para llamar a José. —Hola, José, Luis ha sido capturado por Alberto, envía pronto a alguien para rescatarlo.

José se rió al oírlo. —Es curioso que alguien se atreva a capturar a Luis, Raquel, ¿te has enfrentado acaso a Alberto?

Raquel pálida todavía sentía un dolor sutil en vientre. —José, no vuelvas a mencionarlo, prefiero pensar que nunca lo conocí, ¡definitivamente me equivoqué con él!

José respondió respetuoso, —Raquel, no te preocupes, me ocuparé de lo de Luis. Por tu voz, pareces estar indispuesta, ¿te sientes mal?

Tras escuchar a José, Raquel se tranquilizó un poco, sabiendo que si algo malo le sucedía a Luis por ella, se culparía.

—Estoy bien, José, solo necesito descansar un poco y nada más.

—Está bien, entonces descansa.

Los dos colgaron al mismo tiempo. Raquel todavía sentía un dolor sutil en el bajo vientre; hoy, Alberto la había enfadado demasiado, afectando su embarazo.

Necesitaba preparar medicina para proteger el embarazo, pero le faltaban dos ingredientes esenciales en casa.

Raquel llamó enseguida a su asistente. —Envíame dos ingredientes, Atractylodes macrocephala y Astragalus.

...

Alberto fue a la empresa, y Ana llegó a Villa del Lago, deseando ver a Raquel.

Pero le pareció extraño que Raquel las necesitara.

Pronto, el ascensor llegó a su destino, y el asistente de Raquel salió a toda prisa, pero Ana no se movió y tomó el ascensor para bajar.

Cambiando de opinión, decidió no ir a buscar a Raquel en ese momento. Quería averiguar para qué eran esas hierbas.

Si era algo que pudiera usar en contra de Raquel, sería perfecto para tener algo con qué presionarla.

Ana sacó su celular y buscó el número de un médico, el médico personal de la familia Pérez.

Llamó al doctor. —Hola, doctor Lirion, tengo una pregunta que me gustaría hacerle.

—Señorita Ana, no se preocupe, pregunte sin reservas.

—Quisiera saber, ¿para qué se usan Atractylodes macrocephala y Astragalus?