Resumo de Capítulo 624 – Capítulo essencial de El CEO se Entera de Mis Mentiras por Internet
O capítulo Capítulo 624 é um dos momentos mais intensos da obra El CEO se Entera de Mis Mentiras, escrita por Internet. Com elementos marcantes do gênero Triángulo amoroso, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.
—¡Anita, soy tu madre! ¿Cómo puedes ser tan cruel...?
Pum…
Ana se arrodilló con humildad justo frente a María, extendió la mano y tiró del bajo del pantalón de su madre. —Mamá, lo siento no tengo otra opción. Solo puedo hacerte desaparecer. Si me amas, ayúdame, te lo ruego.
María la miró con un profundo dolor en la mirada, y de pronto sonrió llena de autocompasión.
Ya estaba.
Ese era su triste destino.
De hecho, en el momento en que Alejandro murió, ya debía haber presentido su trágico final. El misterio del origen de Ana debía ser cubierto con sangre... por alguien.
María sin pensarlo más cerró los ojos.
...
Raquel regresó del hospital. Se había hecho un chequeo, y el bebé estaba muy sano, pero el embarazo no era estable y requería cuidados urgentes.
Sin embargo, le resultaba muy sospechoso que Alejandro hubiera muerto protegiéndola de una puñalada.
Raquel miró de reojoa doña Sara. —¿Dónde está María?
Los ojos de doña Sara estaban hinchados de tanto llorar. —¡No menciones a esa maldita mujer ! ¡Mató a mi hijo! ¡Debe pagar con su vida!
En ese instante, Víctor se acercó. —Raquel.
Raquel lo miró con frialdad. —La persona a la que María quería matar era a mí. Alejandro se interpuso y por lo tanto recibió la puñalada.
Víctor contestó con pesar. —Lo sé.
—¿Y sabes que Ana también fue cómplice?
Raquel, Alberto y Víctor caminaron juntos hacia el cuarto oscuro. Un subordinado vestido de negro abrió enseguida la puerta. —María ha estado adentro todo este tiempo.
—Bien.
Los tres entraron. Raquel habló con firmeza: —María, con respecto a Alejandro...
Raquel se quedó muda al instante, porque María yacía en un charco de sangre.
Las pupilas de Raquel se contrajeron de inmediato y corrió hacia ella. Extendió la mano y buscó despavorida su pulso—no había latido.
María se había suicidado golpeándose contra la pared, dejando tras de sí una gran mancha de sangre.
Ni Alberto ni Víctor esperaban que María muriera de esa forma tan cruel; ambos se acercaron a examinarla. —Raquelita, María ya no respira. Está muerta.
María había muerto, llevándose consigo todos los secretos.
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