Entrar Via

El Día que Murió Nuestra Hija, Él le Puso el Anillo a Otra romance Capítulo 10

La mansión de los Estevez dormía bajo un manto de silencio y oscuridad, solo interrumpido por el canto de los grillos en el jardín.

En su opulenta habitación, Sofía dormía profundamente, agotada por su propio arrebato de ira. En la suave luz de la luna que se filtraba por la ventana, un leve enrojecimiento comenzaba a extenderse por sus mejillas, una marea silenciosa y traicionera que subía mientras soñaba.

Pero no todos dormían.

En otra ala de la casa, la luz de una pequeña lámpara de escritorio proyectaba una aureola dorada en la habitación de Alejandra.

No estaba dormida. Estaba sentada en su escritorio, pero los libros de química y cálculo que la habían obsesionado durante semanas estaban apilados a un lado, olvidados.

En su lugar, abierto frente a ella, había un viejo cuaderno de cuero, gastado por el tiempo y el uso. Las páginas amarillentas estaban cubiertas de una caligrafía masculina, elegante y precisa: la letra de su padre.

No eran fórmulas químicas, sino algo mucho más antiguo y poderoso.

Eran recetas. Notas sobre herbolaria tradicional oaxaqueña, el conocimiento transmitido de generación en generación en su familia. Dibujos detallados de hojas y raíces. Nombres que sonaban a tierra y a magia: Tepezcohuite para regenerar la piel quemada, Caléndula como el antiinflamatorio más noble, las propiedades calmantes de la savia de Agave.

Su padre, un chef que respetaba la tierra por encima de todo, había llenado esas páginas con los secretos que su abuela le había enseñado. Secretos que la alta cocina de Natalia Fuentes, con toda su espuma y nitrógeno líquido, nunca podría replicar.

Capítulo 10 1

Capítulo 10 2

Capítulo 10 3

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El Día que Murió Nuestra Hija, Él le Puso el Anillo a Otra