Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 103

Al observar la mirada indiferente de Diego, Valentina se tranquilizó, aunque sintió una molestia inexplicable. Gabriel sabía que él detestaba a Sofía y, sin embargo, había decidido conversar con ella. ¿No era esto una provocación deliberada? ¿O quizás había sido ella quien lo buscó?

Esa posibilidad tenía mucho sentido, pues Sofía se había vuelto bastante despreciable y siempre merodeaba entre grupos de hombres. Entonces, conteniendo su aversión, Valentina sugirió:

—¿Será que necesitaba pedirle algo?

Diego apartó la vista con indiferencia.

—Posiblemente.

—Voy a llamarlo para que venga a la cancha.

Él acababa de entablar una charla con Sofía, como siempre había deseado, cuando una llamada destruyó por completo esa atmósfera armoniosa tan difícil de lograr.

—¿Qué necesitas? —Atendió.

—Ya llegamos a las canchas.

Gabriel arrugó la frente.

—¿No quedó claro que no los había invitado?

La noche anterior había comentado a Valentina y a los otros sobre la cita de Camilo para jugar tenis, pero había sido una queja casual en la conversación, no una invitación.

—Al mencionarlo, me di cuenta de que llevo bastante tiempo sin jugar tenis. Así que, llamé a Diego. Miguel también se va a unir.

Él no supo qué más decir.

—Está bien, espérenme ahí.

Tras terminar la llamada, Sofía le dijo:

—Como ya vinieron tus amigos, mejor vete.

Él tuvo el impulso de maldecir, pero su compostura lo contuvo. Apretó el celular entre sus dedos, la tensión se apoderó de su cuerpo, aunque su semblante permaneció sereno mientras le preguntó:

—¿Será posible que tengamos otra charla como esta?

—No veo la necesidad —contestó Sofía.

Ella y Gabriel mantenían una relación superficial, no eran el tipo de conocidos que pudieran citarse para conversar o comer juntos. Además, Diego pertenecía a su círculo social, así que para qué complicarse la existencia. Tenía muchas amistades, no necesitaba añadirlo a la lista.

Gabriel, cuando fijaba sus ojos en alguien con honestidad, conseguía transmitir la impresión de poseer una gran pureza interior. Con esa expresión, miró a Sofía.

—Nunca tuve la oportunidad de tratarte como merecías, pero ahora comprendo que eres una persona extraordinaria y que tenemos química. El hecho de que te separes de Diego no tendría por qué interferir con nada. Mi propuesta es que mantengamos hablando, que nos veamos más.

Su mirada era seria y sus palabras tenían sinceridad y calidez. Entonces, ella encontró complicado rechazarlo directamente, pero mantuvo su actitud diplomática.

Valentina mostró curiosidad.

—¿No eliges tus compañías para conversar?

Él comprendió el origen del desagrado de Valentina. Estaba consciente de la situación, pero prefirió evadir el tema.

—Valentina, en mi corazón tú ocupas el lugar más valioso; no tienes motivos para sentir celos.

Ella decidió ignorarlo. Entonces, Gabriel puso su atención en Diego.

—¿Desarrollaste interés por ella?

—Quiero la verdad. —Exigió Diego.

—Fue un encuentro fortuito. Le pregunté acerca de su situación en Corporación Sierra. —Él había hecho esa pregunta.

Sofía le había dicho que solo desempeñaba funciones de secretaria en el departamento correspondiente, que el secretario principal le había designado esas responsabilidades. Al recibir esta información, Diego perdió todo interés y replicó con voz cortante:

—Ya le comuniqué su despido.

Su entonación era determinada, ni consideraba la posibilidad de que ella pudiera oponerse. Él no solo carecía de amor hacia Sofía, sino que además la menospreciaba. Jamás había tomado en consideración sus perspectivas u opiniones.