Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 106

Camilo no le prestó atención a su expresión y se acercó a Sofía.

—¿Te muestro primero las técnicas básicas del swing de tenis?

—Empecemos de una vez —respondió Sofía.

Al escuchar esto, Alejandro le dirigió una mirada súbita.

Camilo no notó nada extraño y ya había comenzado con su demostración. Con una postura muy profesional, desglosó cada paso en detalle, tan claro que se podía entender con solo verlo una vez.

—Al principio es muy difícil de aprender, requiere mucha práctica, pero no importa, con unas cuantas sesiones más lo dominarás. Soy más confiable que cualquier instructor, de ahora en adelante, yo te enseñaré.

Sofía no respondió y caminó hasta el lado opuesto de la cancha, frente a Camilo.

—Sofía, si te alejas tanto, ¿cómo voy a enseñarte? —preguntó él.

Ella recogió una pelota de tenis del suelo, tomó la raqueta y golpeó la pelota contra el piso para probar su elasticidad. El movimiento fue fluido y natural, muy parecido al de los tenistas profesionales cuando seleccionan pelotas antes de servir.

Sofía lanzó la pelota al aire, flexionó ligeramente las piernas, saltó y golpeó con la raqueta. La pelota voló hacia Camilo, quien se quedó paralizado, sin reaccionar a tiempo. Su respuesta de derecha llegó tarde y la pelota pasó por encima de la raqueta, volando hacia atrás.

Pensando que había fallado el golpe, Alejandro, que estaba detrás de él, movió la raqueta una vez y la pelota regresó rápidamente.

Sofía se movió veloz y recibió con firmeza la pelota que Alejandro había devuelto. Después de varios intercambios, Sofía hizo un drop shot que le ganó un punto a Alejandro.

Camilo quedó sin palabras. Le preguntó a Mónica:

—¿A esto le llamas no saber jugar?

Mónica se sintió orgullosa.

—Juega de manera muy profesional.

En el siguiente set, Sofía perdió. Mientras recogía la pelota, Alejandro preguntó:

—¿Cuándo aprendiste?

—¡Perfecto!

Con Alejandro, un maestro del tenis, como compañero de práctica, sería tonto no aprovecharlo. Sin entrenamiento sistemático de fuerza, jugar tenis era muy agotador. Por lo general, se invitaba a varias personas para que cuando unos descansaran, otra pareja pudiera jugar.

Carlos y Rodrigo llegaron un poco tarde. Entraron por la entrada oeste. Inevitablemente vieron a Diego, pero no dijeron mucho y siguieron caminando. Él, naturalmente, también los vio. Sofía también había ido hacia allá. Él detestaba que Sofía lo molestara en su presencia, por eso le había dicho que se quedara a un lado. Ella también había obedecido y había desaparecido de su vista.

Pero cuando Diego vio a Carlos, de repente tuvo muchas dudas. ¿Estaba Sofía haciendo lo que él pensaba?

Al considerar cierta posibilidad, sus ojos se ensombrecieron. Diego soltó la raqueta de golpe, abrió la puerta de malla de la cancha y siguió a Carlos.

Valentina también quiso seguirlos. ¡Ya que Carlos había llegado, Camilo y Alejandro probablemente también estaban ahí!

Y Sofía no estaría jugando tenis con Alejandro, ¿verdad? Solo pensar en esa posibilidad la puso de muy mal humor y quiso ir a ver.

Gabriel dijo con pereza:

—Si van a pelear como esposos, ¿no te va a dar pena ver?