Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 121

Sofía había sido quien llamó a Manuela, así que su llegada no la sorprendió en absoluto. Cuando escuchó a Manuela decir "Mateo" con tanta preocupación, Sofía permaneció impasible.

Sebastián, que había sido contenido por los guardias, la observaba con una mirada intensa. Esperaba que su hermana se quedara mirando a Manuela con nostalgia y necesidad, tal como solía hacer antes.

Pero para su asombro, Sofía mantenía una calma total. ¿Qué había cambiado en ella? Sebastián arrugó la frente, desconcertado. Si ella mostraba, aunque fuera un poco de debilidad, él la apartaría de un empujón, ¡por entrometerse donde no la llamaban!

Mateo, al ver a Manuela, transformó su cara, que momentos antes mostraba furia, en una expresión de víctima.

—Manuela, qué bueno que llegaste. Sebastián vino a vengarse conmigo y su hermana me insultó llamándome idiota, ¿puedes controlarlos? ¡Esto es demasiado abuso!

Sebastián soltó una carcajada despectiva.

—Por supuesto, ¡naciste para ser un parásito!

Mateo, que temblaba de indignación, dijo:

—¡Manuela, fuiste testigo!

Ella estalló en cólera.

—Sebastián, ¿qué clase de palabras son esas?

—Lo que yo diga no es asunto tuyo. Manuela, como no eres ciega te perdono los insultos, pero si te mueres del disgusto y después me echas la culpa, ¿quién va a alimentar y mantener a Mateo? ¡Mejor ocúpate de ti!

Ella suspiró con frustración y respiró hondo.

—Fue Sofía quien me pidió que viniera.

Sebastián puso su mirada furiosa en Sofía.

—¡¿Viniste a crear problemas?!

—El que crea problemas es Mateo, ¿por qué me gritas a mí?

Sebastián se quedó sin argumentos. Entonces, Joaquín suspiró derrotado. ¿Sebastián podía perder una discusión? Entonces, Manuela estalló.

—¿Pueden explicarme qué está pasando?

Sofía respondió:

—Este asunto me involucra, necesito revisar tu empresa.

Sebastián la interrumpió con sarcasmo.

—¿Pretendes solucionarlo por mí?

—Exacto, tengo competencias técnicas.

—¿Qué pueden lograr esas habilidades tuyas?

Tras burlarse, Sebastián le devolvió el teléfono a Sofía. Luego, sin esfuerzo, colocó a Sofía detrás de él, dirigiendo una mirada feroz y depredadora hacia Manuela: era hostil y despiadada. Ella había cambiado de bando.

—Manuela, vine aquí para ayudarte a disciplinar a tu hijastro rebelde. Si te causa dolor, llama a las autoridades, que se lo lleven y permitas que los oficiales te asistan en controlarlo.

Desde el inicio, había permitido que Mateo le diera esos golpes; había llegado preparado para una posible detención. Era crucial determinar quién había iniciado la agresión.