Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 127

Diego sostenía una copa de vino y, al ver a Sofía, su cara mostraba una indiferencia total.

Sofía sabía que a él no le importaba. En su relación, ella era quien cedía. Antes lo amaba, así que seguía sus deseos de buena gana. Pero eso era todo lo que había llegado a conocer de Diego. Por eso nunca imaginó que atacaría a Sebastián.

¡Eso había tocado su punto más sensible! Toda persona tiene algo que proteger en este mundo y Sebastián era su familiar más cercano. No quería que sufriera daño alguno. Pero Diego había hecho eso.

En ese momento, Sofía deseaba destrozarlo. ¡Hacer pedazos su máscara de frialdad! ¡Pisotear toda su arrogancia! Sin embargo, ella apartó la mirada, sin decir palabra y siguió caminando sin mirarlo.

No dirigió la vista hacia Gabriel. Él pertenecía a un mundo diferente al suyo. No había razón para tener contacto. Sofía y Mónica caminaron hacia adelante. Entonces la escuchó decir:

—Es un payaso.

Sofía estaba segura de que Mónica se refería a Diego. Esas palabras llegaron directo a su corazón.

—¡Estoy muy de acuerdo!

—Ja, me alegra que puedas verlo así.

***

Gabriel había salido para hacer una llamada, pero al encontrarse con Sofía, perdió el interés y regresó al salón privado. Diego ya había apartado la mirada con indiferencia y bebía sin preocupación.

Valentina también parecía desinteresada. Entonces, Miguel acababa de escuchar sobre el incidente entre Mateo y Sebastián, y preguntó:

—Gabriel, ¿por qué no ayudaste a Mateo?

Él se sirvió una copa de vino. Su atención no estaba en las palabras de Miguel, sino en recordar la mirada de Sofía. Fría, distante. Ni siquiera había durado un segundo. Prácticamente, lo había ignorado.

Pero había estado observando a Diego, hasta que al caminar su vista quedó bloqueada. Él era el hombre que Sofía había amado durante tres años, por más despreciable que fuera Diego, su peso en el corazón de ella era diferente al de cualquier otro.

Ya fuera amor u odio, hacia él, siempre sentiría emociones mucho más intensas que hacia otras personas. Gabriel se consideraba un hombre de mente amplia y comprensivo; pero en ese momento, sintió celos inexplicables en su interior.

Levantó la mirada y torció la boca.

—Diego, Sofía fue tu esposa por unos años. Tratándola de esta manera, ¿no temes que busque a otro hombre?

Con esas palabras, la atmósfera del salón cambió. Entonces, Miguel arrugó la frente.

—Entonces, se lo buscó ella misma.

Gabriel no dijo nada más, se sirvió otra copa y bebió. Entonces, Miguel se burló.

—Sofía ha cambiado mucho. Probablemente, se oponga a Diego y no considerara a Sebastián.

Preguntó con curiosidad:

—Valentina, si fueras tú, ¿cuánto tiempo te tomaría?

Ella lo pensó.

—Quizás un mes.

—Impresionante, una persona contra todo un equipo.

Diego brindó con ella.