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Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 154

Isabella, viendo que Sofía no respondía, preguntó con arrogancia:

—¿Qué pasa? ¿Acaso te dio miedo?

Cristina apareció justo en ese momento, sorprendida.

—¿Sofía...?

Isabella continuó:

—Si tienes miedo, discúlpate ahora mismo y... ¡AAAH!

Sofía le dio una cachetada a Isabella. Fue tan fuerte que Isabella trastabilló. Se cubrió la cara, algo confundida.

Cristina también quedó paralizada.

Su boca se abrió en un silencioso “¡No jodas!”

Isabella estaba tan impactada que ni siquiera podía enojarse. Miraba a Sofía desorientada.

—¡PAF!

La siguiente cachetada de Sofía volvió a conectar con fuerza en su cara.

Isabella tambaleó otra vez.

Cristina reaccionó primero e intentó intervenir, pero Sofía agarró a Isabella del cuello y la empujó contra la pared del pasillo.

Sofía era varios centímetros más alta que Isabella. Por lo tanto, no necesitaba mirar hacia arriba. Con sus rasgos sombríos y mirándola desde arriba, proyectaba una presencia intimidante, casi altanera.

A Isabella le zumbaba la cabeza, la cara le ardía, la garganta le dolía y casi no podía respirar...

Con todas estas sensaciones incómodas, al final, Isabella procesó lo que pasaba. Sofía le había dado dos cachetadas seguidas y ahora la tenía agarrada del cuello...

Isabella asustada abrió los ojos.

Maldición... ¡AAAH!

¡MIERDA!

Una furia sin precedentes la invadió. Isabella temblaba de rabia.

—Sofía, tú...

Sofía apretó más fuerte y no pudo terminar la frase.

Los ojos de Isabella ardían con una ira intensa.

—¡¿Acaso no le temes a la muerte, maldita?!

—Dos cachetadas, esa es mi forma de disculparme. ¿Te gustó? —preguntó Sofía con total seriedad.

Isabella estaba tan furiosa que quería golpearse contra la pared.

—Estás... ¡mintiendo! ¡En definitiva estás mintiendo!

Ella ni siquiera se atrevía a ponerle mala cara a Diego, excepto cuando coqueteaba. ¡Mucho menos a cachetearlo!

Sofía ya estaba cansada de perder el tiempo con Isabella. Por fin la soltó.

—No estoy bromeando.

Isabella quiso contraatacar, pero al ver la mirada aterradora de Sofía, no se atrevió hacerlo.

Esa sensación de temor la hizo brincar de coraje, rechinando los dientes, dijo:

—¡Es imposible que te atrevieras a golpear a Diego!

Sofía dijo:

—Si no me crees, pregúntale.

Después de decir estas palabras, Sofía se dio la vuelta para irse.

Isabella nunca había sido humillada así en su vida. Aprovechó el momento para lanzarse sobre ella. Ya había alcanzado a agarrar el hombro de Sofía cuando, de pronto, fue como si hubiera visto un fantasma. Sus ojos se llenaron de terror.

¡Carajo!

¿Qué hacía Alejandro en este lugar?

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