Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 162

—¿De verdad no tienes idea de por qué Sebastián te odia tanto?

Gabriel movió la cabeza de lado a lado.

—Mejor pregúntale a él.

Por favor, Gabriel era demasiado astuto y, como hombre al fin, él sabía muy bien la razón.

El muchacho lo trataba como si fuera un depredador al acecho, todo porque no quería que se fijara en su hermana.

Gabriel se lamentaba un poco. No calculó que Sebastián captaría sus verdaderas intenciones tan rápido.

Claro que jamás lo reconocería de manera abierta.

Al fin y al cabo, Sofía era la “mujer” de Diego. Y él, siendo su amigo, se había enamorado de ella. No era para nada noble de su parte. Mientras no lo confesara, podía mantener las apariencias.

Por eso mismo, ante el rechazo de Sebastián, Gabriel había planeado invertir para conquistarlo poco a poco. En otras palabras, sobornar a su futuro cuñado.

Lo que no anticipó fue encontrarse con alguien tan obstinado como Sebastián. El reto se había vuelto cada vez más complicado.

—En definitiva, voy a hablar con él para poder aclarar las cosas —dijo Sofía—, pero en cuanto a tu inversión, ya no hace falta.

Gabriel achicó un poco los ojos, estudiándola con detenimiento. Se veía mucho más llena de vida que la última vez que se vieron.

Cuando estaba con Diego, consumida por ese matrimonio tóxico, parecía que le hubieran absorbido toda la vitalidad. Pero ahora, su presencia entera emitía algo diferente.

A Gabriel siempre le había cautivado ese brillo especial en los ojos de Sofía cuando miraba a Diego. Ahora, ella brillaba con luz propia, como si fuera la luna misma.

Cada encuentro intensificaba lo que sentía por ella. Si no fuera por su disciplina, estos sentimientos ya se le habrían escapado sin control alguno.

Jamás se había enamorado de ninguna mujer hasta conocerla a ella. Es más, nunca había experimentado algo así por nadie.

Los cambios internos siempre transforman nuestras acciones. Antes, cuando Sofía inició el divorcio, parecía que ella llevaba las riendas de todo, pero en el fondo solo fue algo impuesto por las circunstancias. Ahora era diferente: había visto su pasado con total claridad y comprendía en lo más profundo de su corazón que Diego simplemente no merecía nada. Esta vez sí estaba eligiendo de manera consciente “abandonar el barco”, eligiendo construir un futuro donde Diego no tuviera ningún lugar.

Gabriel no pudo evitar sentir cierta satisfacción.

—Me alegro por ti, por fin dejaste atrás toda esa sombra.

Sofía pensaba que era hora de marcharse cuando algo le llamó la atención.

—Gabriel.

Él la miró asombrado.

—Se supone que eres el amigo de Diego, ¿no es así? Pero nada de lo que dices suena como algo que diría un verdadero amigo. —Sofía lo escudriñó con recelo—. Invertir en mi hermano es básicamente declararle la guerra a Diego.