Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 175

Alejandro era una persona distante, nunca le daba buena cara a nadie. ¡Si él llegara a preocuparse por otros, sería noticia mundial! Así que cuando Alejandro mencionó a Wendy, Javier se extrañó bastante. Al ver a Sofía, todo tuvo sentido.

Sofía había visto antes a Wendy tirársele encima a Alejandro. Él no quería ponerse a explicar algo tan insignificante, así que le pidió que trajera a la mujer para aclarar las cosas. Con tantas vueltas, era algo que Alejandro, con su mente retorcida, podía hacer.

Pero Javier no entendía: si le gustaba, y además era su secretaria, ¿por qué no iba al grano? ¿Para qué tanto drama siendo un hombre adulto? Si le gustaba, que le entrara directo. Los pensamientos de Javier ya volaban lejos cuando escuchó a Sofía decir:

—Malentendí que el señor Montoya se iba hoy de San Rafael, no sabía que se iba a quedar varios días más.

Sofía también podía leer las intenciones de Javier, y no quería que aprovechara para burlarse del señor Montoya. Así que mintió sin inmutarse. Alejandro la miró con disimulo. Javier se resignó. ¿Así que era por eso? ¿Se había imaginado cosas?

Javier ya había conocido a Sofía, y le gustaban las personas y cosas hermosas. Los rasgos delicados de Sofía, su temperamento frío, su figura alta de metro setenta y tres, era como un cuadro misterioso que lo había impresionado desde la primera vez que la vio.

Alejandro era muy guapo, y si la secretaria que lo acompañara fuera fea, le quitaría puntos. Pero Sofía para nada desencajaba, al contrario, le sumaba. Como cuando un tipo guapo necesita una mujer hermosa a su lado, así se complementan. Aunque tenía dudas, no se veía ninguna fisura en la expresión de ella, así que Javier no preguntó más.

—Cuando sea, invitaré a Sofía también.

—Perfecto —contestó.

Javier se llevó a Wendy a hacer contactos del otro lado. En ese momento solo quedaban Alejandro y Sofía. Rodrigo no se acercó porque sabía que Sofía venía a disculparse, así que no iba a interrumpir. Alejandro vio los ojos astutos de la mujer.

—Qué rápidos tus reflejos.

Sofía cambió su mirada a una de sinceridad.

—Por supuesto que no voy a hacerle quedar mal al señor Montoya.

—No acepto tus disculpas —dijo Alejandro.

Sofía no se lo esperaba para nada.

—Es que tu físico es perfecto para el cine. Claro, si no te interesa, no hay problema, pero Antonio está aquí, ¿te gustaría conocerlo? —Hugo tenía muy buena actitud, se veía sincero, y señaló hacia alguien que estaba sentado junto a los ventanales.

Sofía lo vio a lo lejos, pero igual rechazó.

—Disculpe, no me interesa actuar en películas.

—En realidad, Antonio está buscando inversionistas para su nueva película. Corporación Sierra tiene muchos recursos, ¿podrías hacer la presentación?

—Eso no está en la agenda del señor Montoya.

—Sofía, como puedes venir a este tipo de eventos, sabes que todos aquí somos gente decente. ¿No me vas a dar ni un poquito de consideración? Solo sería platicar unos minutos, contactos de negocios normales.

Después de lo que Sofía había aprendido esta semana sobre las redes de contactos de San Rafael, sabía que detrás de la Asociación de Cine de San Rafael había muchos peces gordos, tanto legales como ilegales, y algunos tenían tratos con Corporación Sierra. Además, todos los que habían venido a la cena de esta noche eran personajes importantes, así que no había necesidad de rechazar por completo unos contactos comerciales normales.