Él Eligió a Otra, Yo Elegí a Su Hermano romance Capítulo 203

Ella se había quedado de pie afuera del automóvil, mirándolo con frialdad. Recordaba que Sofía tenía los ojos húmedos. Después de bajar del automóvil, se le llenaron los ojos de lágrimas, pero se contuvo y no las dejó caer. Era muy obstinada.

Después Sofía detuvo un taxi que regresaba al aeropuerto, y en el momento que se dio la vuelta, seguramente una lágrima se le deslizó por la mejilla y cayó al suelo. Diego no sabía por qué recordó esa escena. De repente preguntó:

—Sofía, ¿alguna vez has llorado por mí?

También recordó cómo Lucía había llorado desconsoladamente por extrañar a Sofía. Ella no sabía por qué le preguntaba eso de repente. Por supuesto que había llorado, había llorado muchas veces. Tenía las palabras en la punta de la lengua, pero le sonrió fríamente a Diego.

—Nunca.

De repente se encendió una llama en el corazón de Diego. Quiso apagarla como siempre, pero esta vez no pudo. Se enfureció y fijó los ojos en Sofía.

—¿No me amabas? ¿Cómo es que nunca lloraste por mí? Tampoco te veo con los ojos rojos viniendo al divorcio, ¿a eso le llamas amor?

No eran la única pareja divorciándose, varias mujeres que esperaban su turno tenían los ojos enrojecidos de llorar. ¡No como Sofía que estaba tan ansiosa! Ella también se molestó.

—¡¿Por qué iba a llorar por ti?! ¿Para qué sintieras que no podía vivir sin ti? ¿O querías verme tan humillada de amor que te diera satisfacción, que te complaciera?

Los ojos de Sofía se enrojecieron.

—Diego, piensa en cómo me trataste estos tres años, ¡en cómo la trataste a ella cuando Valentina regresó al país! No te señalé y te grité que eres un manipulador que no sabe proteger a su esposa, deberías agradecerme por darte esa dignidad. ¿Y ahora tienes la audacia de preguntarme por qué no lloré por ti? ¡Querías verme perder completamente mi identidad por ti, por qué iba a satisfacer esa idea tan oscura y vil!

Diego se burló fríamente:

—Al final, sigues resentida de que no te ame. Si estás tan molesta, ¿por qué te divorcias de mí? Si no te divorcias, siempre serías mi esposa, podrías molestarme toda la vida, ¿no sería perfecto para ti?

Sofía apretó los dientes.

—¿Estoy loca? ¿Nací para ser masoquista? ¿Por qué iba a desperdiciar mi preciosa vida contigo? ¿Desperdiciarla en un hombre que no me ama, desperdiciarla en un matrimonio donde no veo ninguna esperanza? Ya perdí tres años, ahora quiero vivir una vida sin ti, quiero vivir mi propia vida, ¿me escuchaste bien?

Diego apretó la mandíbula, pero no dijo nada.

—Si eres tan irracional, entonces desde el principio no me deberías haber salvado, me deberías haber dejado morir en el mar. Si no me hubieras salvado, no me habría enamorado de ti. ¡No habría existido toda esta historia entre nosotros! Diego, ¿tú me preguntarías, qué tiene de malo salvar a alguien?

Sofía vio su mandíbula tensa, su cara rígida. Diego la volvía a lastimar profundamente, pero al verlo así, sintió una satisfacción extraña. Ella también se estaba volviendo loca.

—¡Si crees que salvar a alguien está mal, entonces no tengo nada que decir!

Al segundo siguiente, Sofía lo soltó, como si se hubiera quedado sin fuerzas, fría y sarcástica.

—¿Para qué discuto contigo? Ya nos divorciamos, ya terminamos completamente, ¡ya nada de causas y efectos importa!

Casi en el momento que terminó de hablar, un documento que decía claramente "Certificado de Divorcio" apareció frente a ellos, entregado por la empleada. Los dos vieron el "Certificado de Divorcio" al mismo tiempo, mientras ¡tenían los ojos llenos de furia!